—Hace tiempo que no comemos todos juntos, me recuerda a cuando eran niños y cada fin de semana Katsuki nos rogaba por un almuerzo entre ambas familias— Menciona contenta Mitsuki poniendo la mesa mientras Masaru acaba de cocinar.
—Lamentablemente ahora estamos muy alejados— Inko se lamenta.
—Bah, tranquila, cuando Masaru se jubile regresaremos al vecindario y volveremos a juntarnos cada tarde para tomar el té— Mitsuki luce entusiasmada por tener nuevamente a su mejor amiga desde la secundaria.
—Por cierto, ¿Y los chicos?
—Deben estar en la habitación de Katsuki. Él no ha venido desde que se mudó a los dormitorios de la universidad, seguro están recordando tiempos del pasado, como nosotras.
La verdad es que tenían razón, Izuku está en el regazo de su novio con el álbum de fotos abierto, revelando secretos y recuerdos que los ponen nostálgicos.
—Ese fue el día que te mudaste— Menciona triste señalando una foto en la que ambos tenían entre once y doce años, en medio abrazo —Para ser honesto pensé que nunca te volvería a ver...
—Yo sí. Juré que cuando creciera iba a regresar a donde viven tus viejos y entonces me iba a declarar. Por suerte hice mis pasantías con Yagi y te encontré antes— Lo abraza recargando su mentón en el hombro de este.
—Eres adorable cuando quieres— Sonríe besando sus labios —Te quiero.
—¡Mocosos, bajen a comer!— Oyeron la voz de Mitsuki a lo lejos, sonrieron levantándose para ir al comedor.
—¡Katsudon!— Exclaman ambos alegres, los mayores sonríen sabiendo que se trata del plato favorito de los dos.
—¿Y ese milagro que de pronto hayas querido venir a visitarnos?— Pregunta Mitsuki mirando acusadora a su único hijo —No has venido desde hace casi una década, fuimos nosotros quienes te iban a ver, ¿Olvidaste que tienes padres, acaso?
—Tch, no empieces, vas a arruinarme la comida.
—Lo raro no es que vengas, sino que hayas organizado una comida con Inko, Yagi e Izuku también— Continúa Masaru.
—Ja, ¿Qué? ¿Acaso van a decirme que están saliendo?— Se burla la rubia devorando sus fideos. Su sonrisa desaparece cuando los ve ponerse tensos.
De hecho, todos se quedan en silencio notando las posturas de ambos.
—¿Izuku?— Su mamá toma su mano.
—La verdad... Sí— Susurra, tomando la mano de Katsuki bajo la mesa —K-Kacchan y yo estamos saliendo.
—Tch, se supone que lo diríamos después del almuerzo— Gruñe Katsuki.
—¿Me están jodiendo?— Mitsuki arquea una ceja.
—¡¿De verdad?!— Inko parecía emocionada.
—Ya me lo esperaba, Katsuki siempre fue muy obvio— Masaru comenta con tranquilidad.
—Yo ya lo sabía— Toma agua Yagi.
Entonces la vista de todos se posa sobre él.
—¿Cómo que lo sabías?— Pregunta el cenizo —¿Desde hace cuánto lo sabes?
—Hay cámaras en su oficina, hace unos meses me conecté por mera curiosidad y los encontré en una situación muy cuestionable... Les recuerdo que el trabajo es para eso, trabajar, no para...
—Dios, qué vergüenza— Izuku tapa su rostro, Katsuki solo enrojece al igual que Inko y Masaru mientras Mitsuki se caga de risa.
El pobre Toshinori nunca más volvió a andar de curioso con las cámaras de seguridad desde esa vez, le costó una semana volver a verle la cara a los chicos después de descubrirlos teniendo sexo.
—¿Entonces cuánto tiempo llevan saliendo?
—En realidad apenas una semana... No vamos a contar más allá porque es íntimo, pero solo queremos su puta bendición.
—Concedida— Masaru les sonríe.
—Eres más que bienvenido, Izuku, siempre lo has sido— Mitsuki se endulza ante el pecoso, luego tira de la oreja de su hijo —Y tú, mocoso, como se te ocurra hacerle algo...
—¡Tch, suéltame! ¡Te demandaré!— Katsuki se aparta sobando su oreja.
Inko solo se pega a su niño y besa su mejilla antes de compartir una mirada cómplice con Mitsuki.
Quedaron embarazadas al mismo tiempo con la esperanza de que sus hijos se casasen de grandes, pero su sueño se vio afectado al ver que fueron niños ambos.
Se resignaron a que simplemente sean mejores amigos también. Pero ahora, si todo iba bien en su relación, cabe la gran posibilidad de que sí haya boda.
—Lo hicieron público— Bufa Shōto tirado en el sofá —Perdí.
—¿Sabes? Me arrepiento de haberme enterado de tu fallido drama amoroso porque ahora me buscas para contarme cada cosa que haga ese chico— Enji gruñe, aunque en el fondo estaba feliz ya que su hijo empezaba a acercarse.
—Lo peor es que todos parecen haberlo esperado, Yaoyorozu e Iida incluso lo comentan en el grupo, no lo entiendo, ¿Nadie piensa en que se ve bien conmigo también?
—No habría razón para imaginarlos juntos, no es como si se hayan topado alguna vez, ¿No?
—Cierto... En cambio con él... De arriba a abajo... ¿Debería seguir intentando?
—Lo que deberías intentar es ir a terapia. Enfrentar el hecho de que ya te superó y está en otra etapa mientras tú te estás estancando. Si el chico quiere estar con otro, bien por él, y si por A o B las cosas no resultan entre ellos y quieres volver a su lado, lo mejor es que seas alguien más estable para que no vuelvas a hacerle daño.
Shōto gruñe pero le da la razón.
No puedes estar con alguien teniendo mil inseguridades que terminarían dañando a ambos.
Él había caído gracias a la misma piedra con la que tropezó su padre, pero estaba a tiempo de romper aquello y levantarse.
Así, si en el futuro tuviera otra oportunidad de estar con Izuku, podría hacer las cosas bien, y si en el camino conocía a alguien más, se aseguraría de no cometer el mismo error.
—Pero hazlo porque realmente quieres mejorar, no porque lo quieras tener a tu merced nuevamente.
Rueda sus ojos, él tiene razón.
Se había vuelto dependiente a Izuku en cierta parte, acostumbrándose a meter la pata y seguir siendo amado. Como un niño que hace una rabieta y luego es perdonado solo con mostrar arrepentimiento.
Izuku le aguantó cosas que ni su madre le aguantaría, por ello se aferraba a él sin mostrar remordimiento porque sabía que, sin importar lo que haga, seguiría a su lado demostrando su lealtad.
Lealtad que ahora le pertenece a alguien más.
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Casi Algo [Katsudeku]
FanfictionEstaba cansado de la falta de compromiso de su... ¿novio? No, ni siquiera eso eran. Pero lo parecían, se besaban, salían, tenían sexo... Sin embargo, todo era a escondidas y este no parecía tener intenciones de formalizar algo. Decía quererlo, pero...