15. Ta jodiendo.

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—¿Q-qué hace...?

—Quería ver la maqueta, el joven Shōto parecía interesado en el proyecto y vino para verificar si hay algunos detalles que corregir o aumentar— Su papá explica sonriente, sin notar la angustia en el rostro pecoso —¿Y el joven Bakugō?

—Con Koi, debe estar de regreso ya.

—Oh, ese gato, olvidé que lo castraban hoy.

—Sí...

—Bueno, los dejo solos, saldré con Takeyama a ver la obra del centro, hasta pronto hijo, joven Shōto.

El rubio salió tranquilo después de causar una tormenta dentro de aquella oficina sin saberlo.

Shōto disfrutó de ver que Izuku estaba lo suficientemente nervioso como para empezar a ignorarlo para trabajar en la maqueta del edificio que le correspondía a su papá.

Se tomó la molestia de ojear la habitación, había un gran escritorio de pared a pared con computadoras, pantallas, papeles grandes, miles de lápices, compases y reglas extrañas, las sillas de oficina estaban una al lado de otra, muchos libros en el gran armario.

Siseó al ver algunas fotos en las repisas, algunas del cenizo y el peliverde cuando eran niños, otras con Toshinori y una en especial con Koi.

Había una pequeña sala en la otra esquina de la oficina, con snacks y botellas de agua sobre la mesa.

Arqueó la ceja al divisar unos juguetes y cama de gato en algunos lugares, además del dispensador de comida y agua en el suelo.

Retornó su vista a Izuku, este estaba en el centro de la oficina, sobre la mesa de trabajo armando la maqueta arquitectónica. Se veía concentrado y usaba lentes, nunca antes lo había visto con lentes, se veía realmente bien, más maduro y a la vez sexy.

Se relamió los labios tomando asiento en el sofá, solo admirando al pecoso trabajar, tomando pequeñas piezas y ensamblándolas.

—Llegamos— Luego de casi treinta minutos en un silencio incómodo, la puerta se abrió, revelando a Katsuki que llegaba cargando un porta mascotas en mano.

El cenizo parecía no percatarse de la presencia del bicolor, pues cerró la puerta simplemente lanzándola con el pie y se acercó al pecoso para robarle un beso.

—K-Kacchan...

—Me asusté mucho cuando lo anestesiaron, pero todo salió bien, míralo— Habló sacando al minimo de su jaula, el cual por cierto, traía una faja —No debe saltar ni hacer tanto esfuerzo por al menos dos semanas, debe tomar mucha agua y balancear más un poco su alimentación, dijeron que está obeso— Dejó al persa sobre la camita de gatos.

—Kacchan.

—¿Eh?— Se giró para verlo, quedando en modo tieso al percatarse de la tercera presencia en la habitación —¿Qué rayos haces aquí?

—Ese no es asunto tuyo.

—Kacchan, vino a verificar el avance del prototipo.

—Qué excusa de mierda.

—Kacchan.

—Tch.

El cenizo bufó quitándose el saco y tirándolo al sofá, Shōto reconoció aquel saco como el que encontró en el suelo aquel día que descubrió no ser el único para Izuku, luego el cenizo jaló la silla y se sentó frente al pecoso para empezar con su trabajo.

Shōto los observa en silencio, le llena de rabia notar que ambos se entienden sin necesidad de palabras de por medio. No podía decir que se distraían mutuamente pues parecían dos completos extraños a la hora de trabajar, cada uno estaba en su mundo.

Casi Algo [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora