No iba a mentir. Sí, se refugió en el alcohol por un tiempo después de innumerables sesiones de terapia, sus psicólogos perdían la fe en él porque cada vez que parecía que todo daba resultados, él solito se saboteaba buscando a Izuku por las redes o preguntando por él.
Y cuando estaba por convencerse de superarlo, la vio.
Sobre el escritorio del despacho de su padre reposaba aquella tarjeta de invitación a una boda, boda a la cual obviamente no fue invitado, pero quiso asistir.
¿Por qué? No había motivo, solo quería ir.
Le dolió verlos dar el sí, ver a Izuku sonreír tomando su mano y mirarlo como si fuera lo único en el mundo, ver a Katsuki conversar tan confiadamente con los padres del pecoso, que lo abrazaban como si también fuese su hijo.
"Pude haber sido yo" se martirizaba a sí mismo pensando en que de verdad, pudo haber sido ese su lugar, al lado de Izuku en el altar.
Ser espectador en el matrimonio de su hermano le hace creer que será lo mismo con el matrimonio del pecoso.
Tōya y Keigo estaban a nada de empezar el proceso de adopción, le quema el estómago pensar en que en cualquier momento, Izuku y Bakugō también llegarían a esa etapa.
Apenas pasó un año y Bakugō no dudó en casarse con él, un avance mucho más grande que el que él tuvo en seis años por su cobardía e inmadurez.
Si no la hubiera cagado, si se hubiera tomado en serio estar con Izuku, ¿Sería esa su posición?
¿Estarían casados? ¿Ya tendrían hijos? ¿Vivirían en el mismo lugar?
No lo sabe, ya nunca lo sabrá.
Va a terapia nuevamente. Convencido de que haber visto al pecoso casarse, era el "cierre" que necesitaba y ahora sí que podría superarlo.
Pero oh, sorpresa.
Su bendito hermano lo contrató.
Lo observa de lejos cuando va a analizar el terreno de este, haciéndole preguntas y entrando en confianza, tan vivo y sonriente como lo recordaba.
Se muda.
Sabe que no podrá superarlo mientras lo siga viendo, se larga de la ciudad. Aquello fue mejor, conoció gente nueva, amigos nuevos, mas no un posible romance.
"No importa, llegará cuando menos me lo espere" se convence a sí mismo.
Pero nuevamente, como si el destino le recordara constantemente sus errores pasados, sale la noticia de una nueva constructora.
La constructora de Izuku y Katsuki.
Tuvo tan buen despegue que estaban en todas las noticias, conferencias y reuniones del momento.
"Cuando pase la noticia podré olvidarlo".
Sí, claro, ya llevaba cuatro años así.
Y luego, se volvió a encontrar con ella.
Himiko Toga, una mujer encantadora, inteligente, con grandes aspiraciones y estabilidad.
No pensó que la volvería a ver. La primera y última vez que coincidieron ella tenía dieciocho, no se tomó la molestia de conocerla porque era demasiado superficial como para pensar en algo más que el sexo.
Pero se tomó la oportunidad de hacerlo, y pensaba en ella como una posible potencial pareja.
Hasta que soltó la bomba.
—¿Qué miras?— Le pregunta abrazándola desde la espalda, ella desde hace rato estaba muy concentrada en su teléfono.
Ya no era un hombre inseguro, y ya no consideraba a las personas su propiedad, por lo que no eran celos lo que sentía por verla pegada al celular, solo genuina curiosidad.
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Casi Algo [Katsudeku]
FanfictionEstaba cansado de la falta de compromiso de su... ¿novio? No, ni siquiera eso eran. Pero lo parecían, se besaban, salían, tenían sexo... Sin embargo, todo era a escondidas y este no parecía tener intenciones de formalizar algo. Decía quererlo, pero...