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No había tiempo de aclararlos errores y mentiras que la cadenas televisivas y los medios estaban diciendo sobre él, difamando su nombre con calumnias y sin fundamentos.


¿Qué él hace trampa? Tenía que ser una muy mala, mala broma.



—Por aquí –Rin le señalo.

Los policías pasaron por aquel sitio sin darse a la molestia de ver como una puerta era cerrada con llave.


El lugar no era de lo mejor, pero en peores condiciones había estado, saldría de esa como siempre lo hacía.

—Toma –la chica le extendió una taza con té, afuera estaba una tormenta, ni siquiera le habían dejado tomar sus cosas cuando tuvo que salir huyendo de su apartamento por un aviso de Rin sobre unos duelistas que estaban por molerlo a golpes y muchos medios queriendo tener las primicias.

Al menos había logrado salir con su preciada D-Wheel, y no era que en verdad tuviera muchas cosas de valor sentimental, mas bien la misma moto era su mas preciado objeto, fuera de ello, no tenía nada.

La radio por la cual estaban pasando las falsas noticias dejo de escucharse, Rin lo apago cruzándose molesta de brazos y hablar con ella misma de que aquello no eran más que puras mentiras de alguien que no tenía nada más que hacer.



No supo en que momento se había quedado dormido, mucho menos cuando la manta que le cubre fue puesta.

Observo por la ventana, el día aun húmedo dejaba el paso de los suaves rayos del sol. El lugar parecía uno en el cual viven familias lejos del bullicio de la ciudad, salió haciendo el menor ruido posible usando un suéter con capucha que encontró.



—¡Claro que es un farsante! –exclamo la mujer —¡Que casualidad que gane todos sus encuentros! ¡Seguro todo esta arreglado!

—¡Esta loca! ¡Ese joven es excepcional! –recalco el hombre con decisión.

—¡Si no es un farsante! ¡¿Por qué huyo?! –ante aquello, más murmullos se escucharon, la gente empezaba a especular y algunos empezaban a darle la razón a la mujer.

Fue entonces que una estrepitosa risa los saco de sus pensamientos, el chico con perforaciones sentado cómodamente en la silla con el brazo sobre la mesa les miro —no creo que les guste esperar a que varios tipos vengan a golpearte ¿O sí? 

La mujer no sabía que responder a ello, e indignada se fue de ahí y el hombre rio por ello juntos a otros más.

Yugo rio un poco por ello, hasta que aquel chico le llamo con una seña de mano, y viendo a ambos lados y haberse auto señalado, llego a la mesa con el otro.

—Eres valiente.

Yugo le miro de reojo, la capucha estaba bien puesta —claro.

—Esta bien si quieres fingir. Pero no me engañas –le extendió la servilleta en a cual le había escrito "se quien eres" —tienes un par de días antes de que empiecen a buscar por aquí.

Aquel al cual llaman "Crow" le invito el desayuno al escuchar el rugir del estómago ajeno, no parecía mal tipo, o tal vez esperaba algo, nunca se sabe.


02/03/2024

KyōdaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora