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Un día como cualquier otro, la gente lidiando con sus problemas del día, yendo a trabajar, estudiar u pasar el rato olvidando un poco y viviendo la vida dejando los problemas por momento.

—Adam –llamó Eve al chico el cual solo emitió un sonido en respuesta —crees qué esto... ¿Esta bien?

Los orbes de Adam se figaron en los de ella. Dos chicos de instituto trabajando en un revolucionario objeto que lleve a la gente en un paseo por el tiempo, es algo de la ciencia ficción, eso al menos que tengas las herramientas necesarias, estés en el tiempo correcto y sobre todo tengas una carta que te ayude en ello.

Le sonrió. Varios maestros los habían tomado como locos, como un par de chicos con ideas que sobrepasan la realidad. Algunos solo le siguieron la corriente sin darle verdadera importancia al asunto, y otros estaban por reñirles, incluso de detener esa absurda idea de no ser por pensar al final de cuentas que aquello es imposible, dejando en claro de no volver a hablar de ello.

—Es nuestro destino hacerlo. Ver el antes o el después, estar en acontecimientos históricos –la emoción de Adam siempre era alegre, animada, viva —incluso podríamos encontrar respuestas a problemas del presente.

Eve sonrió apenas, cuando le escucho por primera vez en verdad pensó que se abría golpeado la cabeza o ingerido algo que le causo alucinaciones, pero no era así —¿Interrumpo? –escucharon la voz de Isaac quien llegaba con la comida del día.



—Algo no esta bien –Eve no estaba desde hace unos días segura de lo que estaba pasando con Adam, el cual estaba más de un par de noches activo en el proyecto.

—Eve tiene razón –apoyo Isaac —deberías descansar.

Pero tal como entraban las palabras por un oído, salía por el otro de Adam, enfocado solo en aquel proyecto y en las voz susurrante en su cabeza que le dice que siga, que no pare, que pronto obtendrá lo que quiere, lo que desea.

Una mano en el hombro le hizo removerse con fuerza y ver por sobre este a Eve, la cual le había estado hablando, pero al parecer no le escuchaba por lo que prefirió acercarse —Adam...



Aquello por lo que trabajo en silencio y fuera de la vista de todos aquellos quienes lo consideraban solo un soñador y loco pronto serían callados. Adam sonrió con satisfacción al ver por fin, después de tanto tiempo, seis años para ser exactos en donde uso la mayor parte de su tiempo, y ahora podía ver el fruto de ello.

—Adam –Isaac como Eve estaban alegres también, y preocupados.

Adam había bajado de peso, las marcadas ojeras, el apago tono de la piel ante la falta de sol, pero él no desistió, persistió y siguió adelante. Claro que ambos no le dejaron solo, apoyaron y ayudaron sin dejar de lado sus actividades diarias, ya que a cambio de Adam, Eve e Isaac proseguían con sus rutinas.

—Por fin podremos callarle la boca a todos aquellos ignorantes –aquella voz ya no era suya —es el momento de demostrar la maravilla de lo que es capas de hacer.



27/03/2024

KyōdaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora