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Las cosas no fueron mejores para el grupo de amigos quienes en realidad ya no eran lo que fueron, Misael no quería volver a Kaito por lo que había hecho con Yuna y enterándose que el chico se había fugado, culpaba por completo a Kaito.


—No debieron dejar que se fuera –regaño el rubio a los otros dos —¡ahora no sabemos si le pase algo o no!

—Insistimos en que no se fuera –hablo Kotori empezando a molestarse —tampoco somos niñeras de nadie, si decidió irse fue por que quiso.

—¡Aun así debieron de insistir más! 

—Misael –hablo con seriedad Yuma quien había estado en silencio mientras ellos hablaban —ese tipo sabe quien es él, y es lo que siempre ha estado buscando Yuna. Lo sabemos, lo sabes bien y los problemas que tenemos aquí no tienen nada que ver con él.

Misael relajo los hombros. Era cierto, había perdido el motivo por el cual lo estaban ayudando, mezclándose con los problemas que ya había en la ciudad, tomo asiento en el sillón y sostuvo el rostro con las manos, ocultándolo.

Que estúpido se estaba viendo.

Qué tonto era.

¿En verdad se estaba mostrando demasiado interés?

La mano de Yuma se poso en el hombro de este, Kotori dejo salir el aire contenido y se recargo en la pared. Estaban preocupados por su amigo, y era normal.



—¿Del "futuro"? –estaban bastante lejos de la ciudad, en una cabaña escondida cerca de un rio.

Aquel sujeto, Shun le hablo primero de él, quien era y lo que estaba haciendo ahí. Le hablo sobre lo que había pasado, lo que le paso a sus amigos, familia y a él.

Asintió —y se muy bien que creerás que esto es una mala broma.

—Muy mala –responde Yuna.

Entonces saca del bolsillo en el saco un pedazo de periódico el cual le extendió y este lo miro —observaba la fecha. Créeme que no me gastaría tanto en este tipo de bromas por gusto.'

Algo le dejo sin aire, retrocedió y cayó ante lo débil que se sintió en ese momento al leer aquello, en realidad sole hablaba de dos hombres cuyas investigaciones estaban revolucionando el mundo de los duelos, y en una delas fotos, estaba el hombre de cabello negro junto a sus hijos, adolescentes como él, felices.

¿Ese era él? ¿Estaba en un periódico? Si que es una mala broma.

Una muy mala.

—Sigue mi ritmo –no supo cuando Shun estaba delante suyo, de rodillas tomándole las manos que estaban posadas sobre el pecho ajeno, el aire empezó a fluir en sus pulmones que parecían pesar toneladas en cada respiración, le quemaba el pecho.


Pasados unos minutos, estuvieron en silencio, dejando que Yuto Sakaki comprendiera aquella verdad, esa información que había estado buscando, y que al parecer no estuvo del todo preparado para recibir, o solo era que aquello no era en nada parecido lo que esperaba.


—¿Cómo? –escucho Kurosaki al otro hablar —¿Cómo es que tú estás aquí? ¿Cómo me encontraste?



06/05/2024

KyōdaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora