27 Venecia Jonhson

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Ya era viernes, y eran las doce del medio día casi, estaba un poco impaciente y asustada por cuidar a esa niña. Pero muchas cosas Ema a hecho por mi así que...lo haré por ella.

El timbre de la casa sonó y la señora que se encarga de limpiar fue a abrir, Ema y mateo entraron con un porta bebé y un bolso que supongo que serán las cosas de la niña.

—Hola Venecia, ¿que tal te va?—hablo mateo al ver que Ema no sabía que decir, era cobarde.

—Puedo estar mejor mateo, tengo miedo la verdad, no pensaba aceptar pero tú novia me a convencido.

El sonrió, se notaba que él se sentía apenado por pedirme este favor, pues Ema se encarga de decirle que soy muy poco tolerante según ella.

—Toma.—me paso el porta bebe.

—Ema, no me la des puedo dejarla caer, ponla en el sofá .

—¡No la dejarás caer! No seas así, la dejare ahí, pero tienes que estar pendiente de cuando llore, de su pañal, el biberón y te deje una lista que nos dio su madre para prepararlo, tú puedes.

—Solo váyanse antes de que me arrepienta y tengan que pasar su aniversario como niñeros.

Ellos sonrieron cómplices y se fueron, camine de un lado a otro sin ver el porta bebé aun, cálmate Venecia, tampoco es que esa niña te va a comer.

Me puse frente de ella y...era una pequeña súper linda, su cabellito era rubio y sus ojos eran un color Esmeralda hermoso, el verme sonrió y inconscientemente sonreí ante aquello. Tome sus manitas con cuidado, tenia miedo de lastimarla.

No siempre pensé en no tener hijos, alguna vez en mi vida me imaginé de mamá, me veía feliz y sé que muy en el fondo quisiera serlo.

Una llamada entro a mi celular y al ver el nombre no demore en responder, Elisa me estaba llamando.

Cuando conteste el teléfono Oliver entro a la sala de estar, solté rápido el teléfono y lo deje en el sofá.

—Venecia, quiero que dejes tu ridiculez y me dejes regresar a la casa. Mi mamá está sospechando.

—No me importa lo que piense tú madre, tu padre, ni siquiera me importa lo que diga mi papá Oliver—me crece de brazos enfrentándolo—¿se te olvida lo que hiciste? Por que a mi no.

—¡Maldición! Sé que estuve mal ¿ok? Pero prometo no volverlo a hacer, solo fue un error. Y esta es mi casa también.

—Vete, no quiero volverlo a repetir, no quieres que llame a Ema o alguien más.

—¿ves? Tú me amenazas y me provocas Venecia, ¿sabes lo que te hace falta? Yo lo sé, crees tener el control de todo pero en realidad solo tengo que hacer algo para ponerte en tu lugar como esposa.

—¿Que harás? ¿Golpearme?—Si. Tenía miedo, pero no sé lo iba a demostrar.

—Debería hacerlo. Para que volvamos a la normalidad.

—Oliver, otro día hablaremos de esto, mira—le señale a la niña—no puedo lidiar con tus cosas, imbecil.

Nunca puedo quedarme callada, eso es algo que tengo que arreglar probablemente, y claro al decirle así el muy imbecil me dejo un buen golpe en la mejilla, sus cachetadas eran fuertes debo admitirlo. No me inmuté ni mucho menos mostré dolor, no dejaría que viera que me dolía.

—Ten mucho cuidado como me hablas Venecia.

Se fue tirando la puerta como la última vez.

—Señora. ¿Quiere que le traiga un poco de hielo para su mejilla?

Trouvaille [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora