OLIVIA

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Desde que conocí a Elisa, tuve motivos para pensar en que no toda la gente me caía mal, después de mucho tiempo volví a sentirme en confianza y segura con alguien.

Al principio todo fue difícil, pues ella a veces se deprimía pero nunca quiso decirme la razón, y yo no la presione.

Ahora entiendo quién es la razón.

Estoy tras la curva el pasillo, vine a el baño y al final me encontré a la señora Venecia y a Elisa, estaban teniendo una conversación algo extraña, donde claramente se nota los celos por parte de Venecia, sin esperarlo, y era lo último que esperaba ver. Fue como se besaron.

No pude evitar sentir como mi corazón se apretó contra mi pecho, era una sensación que ya antes había vivido y que ahora nuevamente estoy viviendo. Esta vez duele mucho más, ¿pero por qué?

La respuesta es clara, yo quiero a Elisa, desde hace un año descubrí que no solo la veo como mi amiga, todo se salió de mis manos en el momento en que me di cuenta de eso. Y ahora sin esperarlo ni evitarlo mis lágrimas caen rápido sobre mis mejillas, pesadas lágrimas que son derramadas por la persona que quiero.

¿Puede ella tener la culpa?

Claro que no, no culparía a Elisa por algo que no es su culpa, ella no tiene la culpa de que yo sienta cosas por ella...y mucho menos tiene la culpa de no llegar a sentir ni la mitad de lo que yo siento. Sin embargo no deja de doler, y muy en el fondo quisiera ser yo la persona a quien ella está besando.

Antes de que rompieran el beso me limpié las lágrimas y salí de ese lugar, volviendo a la mesa donde las miradas de nic y de sam me examinaron.

—Todo bien?—pregunto samantha.

—Todo en orden, pide la cuenta, recibí una llamada y tengo que irme.

Elisa llegó primero, y no pude verla, no quería.

—Bien ya nos vamos.

Todos tomamos rumbo a la salida, nos despedimos, Elisa y samantha tardaron más. Al quedar solas Elisa y yo traté de no hacer contacto con ella.

—Liv, creí que íbamos a ir al acuario, si me mentiste me las pagarás.

Apreté el volante y respiré profundo, ella no tiene la culpa, no puedo tratarla mal, no puedo.

—Eli...podemos ir, otro día...mira—voltee a verla, inevitablemente mis ojos se pusieron borrosos por las lágrimas acumuladas en ellos—prometo que te lo compensaré Eli.

—Liv...que sucede, ¿te hicieron algo?

—No...—me limpié—estoy bien, es solo que tengo, mi periodo si. Y me pongo así, sensible.

—Ay Liv—se acercó y me abrazó—mejor vamos otro día si te sientes mal.

—Gracias por comprender.

—Eres mi amiga. Siempre te voy a comprender.

Su amiga, eso soy.

—Vamos...

—Traje mi camioneta, pensaba mandarla a buscar pero creo que deberíamos descansar

—Bien, nos vemos mañana Elisa.

Me dio un beso en la mejilla y se fue.

Maneje hasta mi casa, pensando en por qué me dolía tanto, todas las noches. Mi insomnio se debía a ella, y era la forma más hermosa de poder desvelarse. Pensando en ella y en cómo hace para sacarme una sonrisas en un día donde pienso que todo está mal, por que entre todas las cosas malas ella era lo único que me hacía feliz.

Trouvaille [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora