Capítulo 24: "Me pongo sobre la raya"

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Aquello no tenía sentido.

Katherine Beckett ladeó la cabeza, sin comprender lo que aquel hombre situado enfrente de ella le acababa de soltar.

–¿Señor? —musitó la inspectora. Debía conservar el respeto ante esa autoridad.

–Su trabajo es hacer que se cumpla la ley —Se inclinó sobre el estrado para hacer más hincapié en sus palabras –, pero la ha ignorado repetidamente.

Beckett se quedó en blanco. Sin saber cómo reaccionar.

›› En Los Ángeles —dijo él, y a la mujer le vino a la mente la vez en la que viajó hasta allí junto con Castle para resolver el asesinato de Mike Royce, su gran amigo del que estuvo enamorada y que la decepcionó profundamente –, investigó un caso fuera de su jurisdicción legal.

Ah, no. No se lo iba a permitir. Resolvió aquel caso y llevó al asesino ante la ley.

–Pero —inició a decir; sin embargo, el acusador la interrumpió con voz severa.

–Usó su placa para hacer una vendetta personal contra el senador Bracken, suele pasarse de la raya y pone en peligro la vida de otras personas —arremetió él.

Iba a mantener la cabeza fría. No perdería los nervios con ese hombre que la atacaba de esa manera, sin razón alguna.

–Señor, ese hombre era un asesino...

Y antes de poder continuar, volvió a cortarla.

Se recostó en su silla de color granate oscuro.

–Oculta información a sus superiores y desafía a la autoridad cuando le viene en gana —La dureza de sus palabras la estaba dejando echa polvo. De pronto hizo un gesto teatral con una de sus manos, como barriendo la estancia con el dorso de la misma –. Por no hablar de su relación laboral con Richard Castle —Kate meneó la cabeza, tratando de articular algo –.Dígame, ¿cuántas veces ha dejado que sus sentimientos por su marido dicten sus actos en la persecución de un sospechoso?

Eso ya le pareció una broma. Debía replicar.

–Señor, eso es injusto. Yo jamás he dejado...

De nuevo impidió que siguiese.

–Y cuando desapareció —Beckett convulsionó ligeramente –, usted utilizó su puesto y usó mucho dinero de los contribuyentes para buscarle —El hombre se acomodó de nuevo en su sitio para encararse aún más con la inspectora –, pidiendo ayuda a otros detectives y bueno... —movió su cabeza, exagerando su movimiento. Katherine tomó aire para seguir soportando aquello. Su expresión era dura. –Es usted famosa por ser la inspiración de la inspectora de ficción Nikki Heat, que se pasa más tiempo en la cama que persiguiendo criminales... Tal vez de ahí ese embarazo —comentó, con ironía.

Kate estaba sumamente indignada. No supo que responder. Esa manera de atacarla... De insultarla... Elevó la vista, mirando más bien a ninguna parte, y luego la volvió a depositar en el suelo.

Aquel hombre todavía no había terminado con ella.

–Inspectora Beckett, ¿cómo espera ser líder e incluso continuar en su puesto cuando es evidente que se ha comportado con tan mal criterio?

–¡Señor, si mira mi expediente...! —Alzó la voz, ella, para reivindicar.

–Ya he visto su expediente. No está cualificada para ser capitán y, en mi opinión, tampoco está cualificada para ser inspectora. —sentenció.

La mujer intentó decir algo, pero le fue imposible. Y esta vez no era por la interrupción del caballero.

–Gracias, puede retirarse.

Lo miró con ojos suplicantes y se levantó, aturdida. Mientras el hombre que le había dejado tan desconcertada volvía a arrellanarse en la butaca, el otro se quedaba observándola, con una ligera sonrisa en su semblante. Kate caminó lentamente, rodeando el asiento; no obstante, se detuvo.

¡No! ¡Beckett no era de las chicas que se conformaban! ¡No! Había trabajado muy duro durante toda su vida como para que un hombre como aquel no valorase lo que había hecho... Siquiera el no valorar su trabajo, sino subestimarlo.

–Se equivoca, señor —dijo, todavía dándole la espalda al estrado.

–¿Cómo dice?

–Digo que se equivoca —Se dio la vuelta y empezó a hablar con voz firme –. En todos los casos a los que hace referencia —Avanzó por la sala, hasta situarse delante de la silla –, no sólo logré llevar a los asesinos ante la justicia sino que lo hice con el mayor de los respetos por la ley y por el departamento al que represento.

›› Y respecto a mi relación con el señor Castle, ha demostrado ser un brillante compañero. Y siempre me ha apoyado. —Se quedó un momento pensando en su increíble marido y en todos esos años junto a él –. Y en cuanto a su... novelística representación de mí, me enorgullezco de haber sido su inspiración, me enorgullezco de ser su esposa y me enorgullezco del bebé que vamos a tener... Me pregunta cómo espero ser líder: a base de seguir luchando por lo correcto, no por lo fácil. Mi deber es proteger a los ciudadanos, y lo haré cumpliendo con mi trabajo mejor que nadie consiguiendo resultados. No me paso de la raya. Me pongo sobre la raya. —declaró con firmeza y autoridad, sin romper el contacto visual. Con sentimiento y fuerza –. Y si tiene alguna pregunta más puede hacérsela a las familias de las víctimas a las que he servido —dictaminó, antes de darles la espalda de nuevo y dirigirse hacia la puerta.

–Inspectora Beckett —La llamó el otro hombre. Ésta se paró y se giró –Siéntese.

Todavía con el ceño fruncido, la policía decidió obedecer, esperando una reprimenda.

–Ha sido una respuesta llena de pasión y fuerza. Es exactamente lo que esperábamos —confesó.

¿Qué? ¿Acaso era todo una prueba?

Beckett entrecerró los ojos e intercambió unas miradas con los hombres sentados en el estrado.

–Esto no es una evaluación —reveló el que la había acribillado con anterioridad. 

–¿Entonces por qué me han atacado así?

–Queríamos ver si sabía defenderse.

–Kate, esto era una prueba —añadió el otro. La inspectora le preguntó para qué —: Su futuro —respondió el individuo, con una sonrisa satisfecha –. Buscamos a alguien como usted. Alguien incorruptible, un auténtico héroe que el pueblo pueda apoyar. Kate, usted vale mucho más de lo que está haciendo ahora, y lo sabe. Por eso fue a Washington y por eso ha hecho el examen a capitán. Usted quiere un escenario más grande, y nosotros podemos dárselo. Creemos que tiene un impresionante futuro.

Beckett se removió en el puesto.

–¿Haciendo qué?

Era el turno del hostigador.

–Presentándose a senadora por Nueva York.

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Por todas aquellas historias que vivimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora