Capítulo 19: "Cosas de la confianza"

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Lanie Parish metió la llave en la cerradura.

Detrás de ella se encontraba Kate, en silencio y metida en sus pensamientos. Le había parecido gracioso lo que acababa de pasar en el Old Haunt, aunque le molestaba que Castle fuese allí para espiarlas. A pesar de que se iba acostumbrando a ello.

Un chasquido las alertó de que ya podían pasar. Se adentraron en la estancia. Beckett depositó el abrigo sobre el sofá y se dejó caer en él, mientras Parish se dirigía a la nevera empotrada contra la pared para buscar algo de beber.

–¡¿Quieres algo?! —gritó, desde la cocina.

–¡No! Gracias...

La forense se aproximó a su amiga, y antes de sentarse le dio un largo trago a su copa de vino. Lo sentía, pero lo necesitaba después de la charla en la taberna.

Se sentó junto a su amiga, la miró, adquirió una mirada seria.

–¿Sigues teniendo las pesadillas?

Katherine Beckett dirigió una rápida mirada a su vientre. Ahora eran tres los que estaban allí y eran participes de sus conversaciones profundas.

–Sí. —confesó –Menos mal que Castle duerme profundamente cuando yo me despierto en medio de la noche en busca de oxígeno. Ahora que Martha está buscando un piso y Alexis pasa la mayor parte del tiempo o en la Universidad o con sus amigos, las pesadillas son algo oculto.

–Bueno, ¡pues como antes! —prorrumpió Lanie, intentando animar a su amiga, quien esbozó una diminuta sonrisa. Kate depositó su vista en el frente y la desplazó por el hogar de su amiga, tan callado y vacío –Ya, lo sé. Estoy parece estar muerto. ¿Quieres ver una película?

La inspectora elevó su brazo y lo agitó para que la manga de su jersey descendiese y así pudiese ver su reloj de pulsera, el que llevaba por la vida que salvó. La de su padre.

–Pues tendrás que poner una no muy larga.

–Vaya, y yo que pensaba ponerte "Lo que el viento se llevó".

Beckett rodó los ojos y ambas comenzaron a reírse.

Lanie había conseguido que los pensamientos oscuros de la inspectora se evaporasen al menos durante un breve periodo de tiempo.

*****

El ruido provocado por los choques entre las copas se debía a que Richard Castle las pretendía sostener con una sola mano.

–No, señor Castle... Ya me encargo yo... —dijo Brian, intentando ayudar al propietario del Old Haunt.

–¡He sido yo el que lo ha tirado, Brian! —Le cortó, abruptamente.

Brian dio un brinco hacia atrás. La actitud de Castle no era así. Él solía ser muy amigable con sus empleados.

El joven observó cómo el cuerpo encorvado del dueño se estiraba para colocar los recipientes en lo alto de la estantería.

El barman se viró a la barra y le ofreció una sonrisa a Alexis, quien acababa de llegar.

–¡Alexis! ¿Qué haces aquí? —inquirió el escritor a su hija.

–Pues ya he terminado las clases por hoy, y he recordado que Lanie y Kate venían hoy al Old Haunt, y quería comprobar si tú también ibas a venir. Pero no las veo por aquí.

Castle hizo una mueca.

–Ya. Se han ido hace poco. Han descubierto que estaba aquí... Tomando una copa.

Los ojos de la pelirroja se entrecerraron debido a sus mejillas que se habían elevado por la sonrisa en su rostro. Alzó una ceja, con una especie de : <<¿En serio, papá? A mí no me mientes>>.

Por todas aquellas historias que vivimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora