Capítulo 20: "Veinte minutos no son nada"

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Retozó entre las sábanas que desprendían un olor pulcro. Se sentía apacible allí, durmiendo en la cama junto a su marido. Aunque ya estaba despierta.

Abrió los ojos y sonrió. Estiró los brazos y los dejó caer, para así despertar, de paso, a Castle.

—Arriba, hay que ir a la comisaría —dijo, con dulzura, sin perder la sonrisa.

—Hoy te has levantado bien, ¿eh? —repuso él, con la cabeza estrellada contra la almohada, provocando que sus palabras sonasen algo distorsionadas.

Katherine se rió y sacó las piernas del lecho.

Sus delgadas y estilizadas piernas la sustentaron cuando se alzó frente a la cama en la que seguía descansando el escritor.

Se encaminó a la cocina office de diseño. Comenzó a preparar café.

A la vez que controlaba que todo marchase bien, lanzaba ojeadas a la habitación por si acaso Richard se levantaba.

Al terminar, sirvió el café en una taza y algo de leche en otra, que sujetó y transportó hasta su dormitorio para servírselo a su marido, como aquella noche en la que ella le confesó que lo quería y se acostaron juntos por primera vez.

Sabía perfectamente que no se le daba tan bien preparar el café como a él, que resultaba ser todo un experto.

Se sentó a su lado y, manteniendo en equilibrio los recipientes, besó la mejilla de Castle para que se irguiese, lo que hizo después de un adorable gruñido.

Ella dio un sorbo a su taza, decidió que a partir de ese día no tomaría café hasta después del nacimiento del bebé.

Richard dio un largo trago a su café y miró a Beckett, durante largo rato.

Kate paró de beber y le devolvió el vistazo a su marido.

—¿Qué pasa? —inquirió, sonriendo.

—Hoy no has llorado. —repuso.

—No. Tampoco recuerdo haber tenido ninguna pesadilla.

El escritor depositó el tazón sobre la mesilla de noche y se acercó un poco más al cuerpo de Katherine.

—¿Crees que al habérmelo "contado", está desapareciendo tu miedo?

Ladeó su cabeza hacia un lado, y se aproximó al rostro de la inspectora, quien, a la vez que avanzaba hacia él, respondía:

—Creo que está desapareciendo, o al menos fue anoche. Confío en ti y sé que estaremos seguros, el bebé y yo —Juntaron sus labios y cerraron los ojos, para disfrutarlo.

Él se separó un poco, y comentó:

—Hablando del bebé, ¿cuándo tienes que ir a que te hagan una revisión de cómo va todo?

—Me parece que es mañana...

Castle se levantó de la cama, al igual que Beckett, y se miraron.

—¿Querrás saber el sexo de nuestro bebé? —demandó el escritor.

—¿Tú sí?

Él puso una divertida mueca y le guiñó un ojo.


*****


Caminaron por la comisaría para dirigirse hacia sus compañeros, Ryan y Esposito, quienes estaban frente a la pizarra, conversando.

—Ya sabes que me gustaría un Cosmo —Kate miró al escritor y puso un gesto extraño —, un Alexander... Un Richard Junior...

Ante eso, la inspectora no pudo evitar soltar una risotada adorable.

Por todas aquellas historias que vivimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora