Capítulo 23: "Cualificado"

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Los cuatro amigos se colocaron frente a la pizarra.

–¿Vosotros qué creéis que pinta Barrow en todo esto? ¿Puede ser el asesino? —preguntó Ryan, mirando su fotografía. Más bien, Rob Barrow parecía no querer ensuciarse las manos, un hombre pulcro y elegante; pero, todo ello era desmentido por su historial.

Y Ryan no era el único que compartía ese pensamiento: Castle se preguntó si toda su vida habría hecho eso, fingir ser lo que no era.

–Barrow es capaz de hacerlo; pero realmente no creo que lo hubiese hecho.

–¿No, Castle? —inquirió Beckett, divertida.

–No, inspectora.

Se miraron y sonrieron, pícaros.

De repente, de su despacho salió Gates, con un aire circunspecto y sobrio.

–Inspectora Beckett —La llamó –¿Podemos hablar? —Un tono demasiado serio para ella.

Kate intercambió una mirada con su marido, como diciendo «¿Qué pasa?». Se dirigió hacia la oficina de su capitán y se situó frente al escritorio después de cerrar la puerta como había ordenado Gates.

Esta se sentó sobre el borde de su mesa, inquieta.

–Acaban de llamarme de la central. Quieren que la releve del turno de esta noche para una evaluación.

A Beckett aquello la pilló por sorpresa. No pudo evitar que su expresión mostrase su incomprensión. Se cruzó de brazos.

–Señor, mi evaluación es dentro de tres meses... Eh... ¿Cree que esto tiene algo que ver con el examen para capitán? 

–No, no suelen convocar en persona para dar los resultados. Los notifican por email.

Aquello consiguió hacer dudar a la mujer aún más. Soltó un suspiro.

–Entonces, ¿de-de qué va esto?

Su superior negó con la cabeza.

–No lo sé. Y ninguno de mis contactos me dice nada. Pero quieren verla a las siete y media.

Beckett tragó saliva y se quedó mirando a la nada, pensando.

–Muy bien, señor. Gracias.

La inspectora se encaminó hacia la puerta para inmediatamente contárselo a su marido; pero, Gates la frenó.

–¡Inspectora! —Cuando ésta se giró, continuó —: Lo último que quiero es su malestar, procure que su estado no sea perjudicado.

–Sí, señor.

*****

Los Castles doblaron la esquina de la comisaría para dirigirse hacia la intersección entre el pasillo de las salas de interrogatorio y el del despacho de la capitán.

–A lo mejor es algo bueno —comentó Castle –. A lo mejor te dan un premio a toda una carrera en homicidios —El escritor alzó el brazo e hizo un gesto de ampliación.

Katherine Beckett sonrió con dulzura por el apoyo de su marido. Aunque no pudo evitar bufar, por lo que Richard añadió:

›› Ya, vale... Puede que no sea eso —Kate tenía las manos unidas –, pero podría ser algo bueno —Le dirigió una mirada preocupada.

Ella destruyó la unión de sus manos. 

–¿Y por qué mi instinto de poli me dice que es algo malo? —Lo encaró, buscando una respuesta en sus ojos cerúleos.

Por todas aquellas historias que vivimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora