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Por fin era viernes. Juanjo llevaba esperando este momento desde que llegó el martes a Madrid, no entendía como los fines de semana le ponían tan de buen humor y eso que aún ni siquiera había empezado las clases. Se levantó de la cama dando un buen bote y sonriente, hoy tocaba una buena fiesta de inicio del curso como ya acostumbraba a hacerlo con sus dos compañeros de piso. Nunca solía despertarse de tan buen humor y menos a las nueve de la mañana, más bien su rutina era salir de la cama enfurruñado y poner mala cara a todo aquel que le dirigiese la palabra al menos durante las dos primeras horas del día.

Pero hoy era diferente. Salió a la cocina con una sonrisa en la cara y allí se topó con Bea quien estaba mirando fijamente como salía el café de la máquina y caía lentamente sobre la taza como si fuese la cosa más interesante que hubiese visto nunca.

—¡¡¡¡Buenos días!!!!—gritó Juanjo eufórico al tiempo que abrazaba a Bea por detrás. La joven soltó un grito ahogado del susto.

—¿Quién eres tú y qué has hecho con Juanjo Bona? ¿Te ha tocado el Euromillón y no quieres decírmelo?

—Muy graciosa Bea.

Juanjo empezó a hacerse unas tostadas de huevo, aguacate, queso y jamón. Pero Bea no podía estar más intrigada ante el comportamiento de Juanjo y lo miraba con la ceja arqueada.

—¿Has follado?

El chico rió irónicamente ante la ocurrencia de su amiga. Obviamente no había follado, si ayer se quedaron los tres marujeando hasta las tantas en casa. ¿Con quién habría follado?

—Chica que te pasa. ¿Uno no puede levantarse feliz o qué? — dijo con su tono dramático. —Además hoy se viene un día increíble, he pensado que podríamos ir a la discoteca que le gusta tanto a Álvaro y a ti que así con la tontería nunca he ido.

—No sé si el Cuenca te pega mucho Juanjo, tendríamos que cambiar tu outfit de salir de fiesta por algo diferente. — Bea no sabía muy bien cómo decirle al chico que esta noche no iba a poder unirse a la fiesta, especialmente tras ver lo ilusionado que estaba su amigo. — Amorch...

Esa palabra y esa entonación. Algo no iba bien y Juanjo presentía que lo que iba a escuchar no le iba a gustar nada.

—¿Qué? —inquirió ya anticipándose a su cambio de humor.

—Hoy es el cumpleaños de mi madre y no voy a salir de fiesta. De hecho, voy a pasarme el fin de semana en casa con ellos...

A Juanjo le dolió. Obviamente era comprensible y trató de no enfadarse con ella, pero la tradición de inicio de curso se había ido a la mierda y aún no habían dado ni las nueve y media de la mañana. Asintió un poco decepcionado pero trató de esbozar una sonrisa.

—Pásalo muy bien Beuus. Y felicita a tu madre de mi parte. Ahora que eso si, el viernes que viene no te escaqueas ni muerta eh.

—Por nada del mundo. Espero que al menos consigas liar a Álvaro para hacer algo, además podéis hablar con los vecinos que igual se apuntan. Ya me vas diciendo, me tengo que ir ya o voy a perder el cercanías— dijo dándole un último trago a su café. — ¡Nos vemos el domingo por la noche!

* * *

—¿Diga?

—Hola Martin, soy Paco el casero y he estado llamando toda la mañana a Ruslana pero no me coge el teléfono.

—Hola, es que se ha ido temprano hoy a la academia para terminar de formalizar la matrícula, pero si necesitas cualquier cosa dímelo y cuando venga a casa se lo comento.

—Básicamente era para saber si habíais encontrado ya algún compañero de piso, porque necesito tener la seguridad de que podéis pagar la renta entera del piso este mes, en caso de que no encontréis a nadie. Y además, tengo que reformular el contrato con los datos del nuevo integrante.

Dale Miénteme - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora