Dale Miénteme - Juantin

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La semana fue trascurriendo a una velocidad que no era normal. Los chicos no estaban habituados a volver a tener horarios de clases, tareas para hacer, etc. por lo que todos estaban deseosos de que llegase el viernes. Después del leve encontronazo entre Martin y Juanjo, Bea había creado un grupo de Whatsapp con el vasco y Ruslana quienes le dijeron que también había que añadir a su nueva compañera de piso y bestie, Chiara. El grupo se llamó Los Friends. A lo largo de toda la semana habían ido cogiendo más confianza y habían interactuado por este en alguna ocasión para montar el plan del karaoke y especialmente para mandar muchos memes, pero por norma general si hablaba Juanjo el vasco no respondía y viceversa. ¿Dónde había quedado aquella prematura confianza que habían cogido cuando quedaron solos? En cierto modo, Juanjo se arrepentía de como se habían ido desarrollando las cosas entre ellos, pero ya era tarde para cambiarlo, ¿no? La última vez que pensó que Martin estaba enfadado, fue él quien le escribió para tratar de arreglar las cosas, pero tampoco tenía pensado arrastrarse siempre y el joven no había intentado hacer nada por hablar con él.

Tras la cena del lunes, Álvaro y Bea le habían hecho todo un interrogatorio en relación a la supuesta chica con la que se había liado que sobrellevó mejor de lo que esperaba. Sin embargo, cuando ya pensaba que había salido del paso de repente comenzaron a preguntarle por Martin y el pobre Juanjo no supo que responder, pero su cara le delató y terminó confesándoles que había quedado con él un par de veces y había estado de lo más a gusto, pero que sin embargo estaba enfadado por alguna razón que desconocía.

—¿Pero te gusta Martin? —preguntó Álvaro sorprendido tras escuchar a su amigo.

—Tú flipas—dijo tras reírse—¿por qué piensas eso? Vamos que tonterías dices.

—Hombre cada vez que te hablo de él o que me acerco para ligar te picas y ahora nos sueltas que has quedado asolas con él y tú sin decírnoslo. Amigo date cuenta.

—Va va, lo que pasa es que no he dicho nada para que no os montaseis paranoias Bea y tú, que en seguida os puede para inventaros cualquier historia. No me gusta tío. Vamos, pero ni aunque me gustasen los chicos me gustaría, y menos después de dejarme sin pizza, ¿pero de qué va? Es un flipado. Pensaba que me iba a caer bien, pero no le entiendo—dijo Juanjo apresuradamente para tratar de convencer a sus amigos. Sin embargo, conforme empezó a soltar las cosas, notó que el pecho se le oprimía. Quizás se había pasado un poco, pero prefería eso a que sus amigos siguieran pensando cosas que no eran.

—Ya, claro—dijo Bea.

Y eso fue la gota que colmó el vaso de la paciencia del maño quien rodó los ojos y dijo que no quería hablar más del tema y se fue mosqueado a su habitación. Tras dicho incidente, los días habían trascurrido especialmente lentos para Juanjo, pues se sumó la frustración de tener que ir a unas clases que detestaba cuando lo que más le apetecía en el mundo era quedarse en su habitación tocando la guitarra y cantando. Además, no supo por qué, pero en toda la maldita semana no pudo evitar pensar en Martin más de lo que le habría gustado.

Tras varios días de negación, admitió que había estado mal lo que había hecho cuando despertó abrazado a él. Pero se acojonó demasiado como para poder tener una conversación madura y menos delante de Ruslana. No quería que el vasco se hiciese ilusiones que no irían a ningún lado, aunque debía admitir que había descansado como nunca y que estaba echando bastante de menos el sentimiento de paz y tranquilidad que este chico le aportaba a la montaña rusa de emociones que estaba acostumbrado a sentir. Sin embargo, odiaba no poder quitárselo de la cabeza hasta el punto de que empezó a pensar en lo que le habían dicho Álvaro y Bea, ¿podía ser que le gustase? No. ¿O sí? No, ni de coña. Nunca le habían atraído los chicos, ni si quiera se había parado a pensar en uno de forma romántica o sexual nunca, ¿por qué iba a hacerlo ahora?