Los días avanzaban con rapidez y cuando el grupo se quiso dar cuenta era finales de diciembre. Últimamente había estado más complicado quedar y coincidir todos juntos ya no solo por el tema de Juanjo y Martin, sino porque todos estaban ya estudiando para los exámenes finales del primer cuatrimestre y sentían que iban con el agua hasta el cuello por no haberse puesto antes. Si bien tenían las navidades para estudiar, a ninguno le apetecía tener que invertir dichos días en los que se supone que hay que pasar con la familia encerrado en la habitación cara a un libro o el portátil.
Este último mes y poco había sido el más extraño para Martin, cuando por fin se había sentido cómodo en la capital, de pronto la grandeza de la misma le superó. Se sentía más solo que nunca y si bien tenía a sus dos fieles compañeras Ruslana y Chiara, no podía evitar extrañar al maño. No se habían visto desde que hablaron por última vez en noviembre poco después de que Juanjo le confesase sus sentimientos, ambos habían sido cuidadosos para no asistir a las quedadas que se habían trasladado de los pisos a bares, como una especie de territorio neutral para que no saliese nadie herido. Martin había deseado en más de una ocasión coincidir con Juanjo de modo intencional y enmascararlo como casualidad solo por saber cómo estaba o por compartir un poco de su tiempo con él. Sin embargo, todas y cada una de las veces que se había sentido tentado a hacerlo había eliminado esa idea de su cabeza puesto que sabía que no sería justo para Juanjo y lo último que quería era hacerle más daño, aunque se muriese por ver su carita otra vez.
Otro de los factores por los que había sido extraño el invierno en Madrid había sido por la aparición de Cris en su vida. Habían estado quedando un par de veces, en un principio Martin había sentido la necesidad de llenar el espacio que había dejado Juanjo vacío en su vida con alguien más, pero sin embargo, se dio cuenta de que eso no sería posible con aquella primera quedada. Cris era un chico guapo y simpático y al vasco le parecía muy buena persona, pero no se divertía tanto con él como lo había hecho con el maño, muchas veces no entendía sus bromas y se generaban situaciones un tanto incómodas y en definitiva no sabían leerse tan bien. Todo ello, provocó a Martin aún más incertidumbre sobre sus sentimientos, conforme los días avanzaban se sentía más y más perdido.
Quería compartir tiempo con Juanjo, pero sabía que él no podía ofrecerle de vuelta los mismos sentimientos y eso le dolía en el alma. Juanjo provocaba muchas cosas en su interior, siempre lo había hecho, incluso en ese primer cruce de miradas desde su balcón. Sabía que el maño le gustaba, le gustaba como algo más que un amigo, pero de ahí a hablar de amor había un largo camino. Un camino que tenía miedo de recorrer. No estaba listo para una relación y siempre había sido claro con Juanjo al respecto, tan solo recordar lo mal que lo había pasado junto a Hugo se estremecía. El miedo que tenía por volver a Getxo después de lo sucedido la última vez resonaba en su cabeza constantemente, no quería volver a sentirse así nunca más. No le gustaba ser dependiente emocionalmente de nadie y eso suponía que era el amor, hacerlo todo juntos aunque no te apeteciese para satisfacer a la persona que tienes al lado. Llegar a pasar más tiempo con ella que con el resto de sus amigos y desconectar de tus hobbies para buscar otros nuevos en común con tu pareja.
Cuando Martin había estado con Hugo su vida había dado un giro de 180º hasta el punto de que cuando este último le dejó, le costó mucho tiempo volver a reconocerse a sí mismo. Sentía que se había perdido en el camino, que ya no sabía quién era, que el otro chico había anulado todas y cada una de las partes de su ser para moldearlo a su gusto y luego dejarle abandonado y con el corazón roto. Definitivamente, el vasco no quería volver a pasar por ello de nuevo, no creía que se pudiese recuperar de otro golpe así. Mucho menos cuando después de años redescubriéndose había conseguido encontrarse.
Le hubiese gustado hablar de todo esto con Juanjo, tenía la sensación de que el maño siempre acababa entendiéndole a la perfección y había sido un gran apoyo para él. Sin embargo, cuando escuchó de su boca aquellas palabras... El único sentimiento que apareció fue el miedo. El miedo a que volviesen a jugar con su corazón para hacerlo añicos, el miedo a que tras corresponder esos sentimientos viniesen los golpes, las malas palabras y obligaciones que no estaba dispuesto a llevar a cabo. Necesitó huir tan pronto Juanjo las pronunció, sentía que se ahogaba, que la habitación se hacía más y más pequeña y que las paredes le comprimían, pero lo que más le dolió fue ver a Juanjo tratando de acercarse a él, preocupado porque sabía que algo no iba bien en su interior y tener que rechazarlo sabiendo que eso lo cambiaría todo. Que ya nada volvería a ser igual.
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Dale Miénteme - Juantin
FanficMartin ha sido aceptado en una de las escuelas de Arte Dramático más importantes con lo cual debe mudarse a Madrid donde deberá construir una vida desde cero en una ciudad que nade se le parece a su hogar. Deberá encontrar un equilibrio en buscar la...