Capítulo 8

7 1 2
                                    

El cielo se encontraba tan encapotado que, a pesar de ser un poco más allá del mediodía, parecía que la noche se aproximaba. Aquello dotaba a la escena del crimen de más tenebrosidad. El cuerpo de Hansel Krigerssen colgaba de los tobillos, de la rama de un árbol del parque público, y tal y como Anja se lo había imaginado, este se hallaba desnudo y más pálido que un bloque de hielo. El viento mecía al cadáver con suavidad, como un péndulo.

      —Lo encontró una mujer que hacía ejercicio esta mañana —dijo Camilla Vanger, que aguardaba al otro lado de la cinta naranja—. Y puedo garantizarte, Anja, que se asemeja a como lo hacía hace más de doce años. Tiene mucha fidelidad.

      Anja y su compañero cruzaron la cinta por debajo y se aproximaron a la escena.

      —Sigo sin estar convencida. Podría ser otro imitador.

      Camilla disimuló un gesto de contrariedad.

      —¿Y qué pensarías si te digo que El Carnicero ha usado la misma técnica que usaba en 1992 para demostrar piedad?

      —¿Ya lo corroboraste?

      —Peritaje me ha informado que él usó aturdimiento mecánico —aseguró Vanger. Anja parecía atenta a los hombres de mono blanco tomando instantáneas—. Infringió un ligero golpe en la cabeza del abogado. Probablemente lo degolló inconsciente. Pero hasta que no tengamos el informe de la autopsia no podremos saberlo por completo.

      La inspectora se quedó pensativa. Danjel creyó que esta no había escuchado.

      —No entiendo —comentó el joven, que evitaba mirar al cadáver—, ¿por qué El Carnicero desmayaría a Krigerssen antes de drenarle la sangre? Hasta donde habíamos investigado, el abogado tenía rumores de haberse involucrado con la mafia italiana.

      —Lo felicito, oficial Nølssen —le apremió Vanger—. Esa es una muy buena pregunta. Era bien sabido que el abogado se codeaba con gente peligrosa. Si se trataba de otro castigo de este asesino, debió haberlo matado como cuando lo hacía con personas que no tenían nada que ver con escándalos de corrupción.

      —No es como que lo haya considerado inocente, ¿verdad?

      —No lo creo —dijo Vanger.

      —No alcanzo a ver —decía la inspectora Olssen estirando el cuello—, pero ¿el asesino no desangró al miserable ya colgado?

      —No hay rastros de sangre en la nieve —afirmó su jefa—, ni debajo ni cerca. Por como se ven las cosas, el tipo lo desangró en un entorno controlado, lo expuso a intemperie tal vez unas doce horas y lo colgó ya así.

      —Caracoles —exclamó Danjel.

      —¿Cómo lo habría secuestrado? —preguntó Anja—. El anciano jugaba golf en el mismo centro de amenidades de su condominio. Debía haber seguridad, cámaras, guardias...

      —Aún no reconstruimos su desaparición, pero tal parece que lo engañó y se lo llevó como parte de una invitación. Tal vez intentó buscar sus servicios, haciéndose pasar por un cliente —Camilla amagó con irse—. Te mandaré toda la información en cuanto pueda, Anja. Por lo mientras, quiero que sigas indagando en su pasado. Yo y Peterssön seguimos creyendo que él ocultaba algo más que su nombre verdadero. Y... buen trabajo como siempre. Has hecho que Peterssön comience a financiar la investigación.

      La inspectora Olssen asintió y, junto a Nølsson, la vieron caminar hacia el lago congelado.

      La inspectora Olssen asintió y, junto a Nølsson, la vieron caminar hacia el lago congelado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un paraíso sin ángeles [ONC] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora