Capítulo 12

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Una vez advirtió Annika que su madre se encontraba en casa, se desanimó y sus amigas prefirieron irse antes de que una tormenta de nieve impidiera que el servicio de tranvía funcionase. La joven le recriminó que Tierra de Osos había rebasado el límite de la renta. Sin que le importara mucho la cantidad que debía pagar por la penalización, Anja banalizó las consecuencias de aquello y le ofreció ver la película de todas maneras. Esto animó un poco a su hija y disfrutaron de una noble velada.

      Aun así, la inspectora no se concentraba en la película. Tampoco entendía la trama. Solo veía a un montón de osos animados cantando muy bonito. Sus pensamientos se proyectaban más allá de la pantalla. Resultaba que Danjel descubrió que Sunna había desaparecido hace muchos años en un pueblo de Norduvik, donde también comenzó El Carnicero sus primeros crímenes. La prensa fenesa no exploró el caso, así como tampoco la policía. Tal hecho explicaba la razón de por qué hacían falta artículos en fenés que mencionaran tanto a Sunna Grönnborg como a su desaparición. De la mano de la prensa británica había información que, para colmo, lucía incompleta. Eso sí, existía una pista importante: se sabía que un inspector llamado Martin Breivik había investigado el caso sin resultados satisfactorios.

      Después de acabado el visionado de su película, Anja dejó a Annika viendo Lizzie McGuire y se dispuso a salir al Blockbuster. Afuera nevaba muy fuerte. Una ventisca hacía que se ciñera más la bufanda. Al poco tiempo ya había pagado la penalización de diez coronas y devuelto las demás cintas. En cuanto estaba por volver al apartamento, Anja se refugió de la nieve bajo la cornisa del videoclub y se comunicó con Camilla Vanger para informarla de su progreso.

      —¿Existe la posibilidad de que también me ayudes a encontrar a un tal Martin Breivik? —le consultó Anja tras una pausa—. Quisiera saber si todavía labora o si ya se retiró.

      —Breivik... —desmenuzó el apellido—. No me suena. ¿Quién dices que es?

      —El inspector que investigó la desaparición de Sunna Grönnborg en 1965.

      —Ya veo. Así que así se llama.

      —O llamaba. No lo sé. Espero que esté vivo. Si formó parte de la Policía Nacional en Norduvik, me gustaría saber dónde vive hoy para preguntarle sobre la desaparición de esa joven.

      —Muy bien, Anja, lo haré. ¿Cómo crees que se conecte Sunna con todo esto?

      —Aún no lo sé. Pero ya comienzo a ver adónde va todo esto. Creo que el famoso Henrik pudo haber hecho algo horrible en los años sesenta y luego lo ocultó.

      —Sí, es lo que pensé. ¿Piensas que Henrik mató a su hija y a su esposa?

      —Parece viable. Lo que haya hecho, seguro que Frederik lo ayudó.

      —¿Pero de dónde saldría el asesino?

      —No tengo ni idea, Camilla. Podría especular cualquier cosa. Hace diez horas me encantaba la idea de que Nikolaj fuera nuestro chico, pero ya no estoy tan segura. Y había pensado en que uno de los iraníes quiso venganza, aunque no me convence en cuanto quiero relacionarlo con Frederik y los crímenes cometidos hace quince años. Solo sé que los Grönnborg han escondido algo muy turbio por décadas y alguien se los quiere cobrar.

      —Todavía dudas de que sea el Carnero original, ¿verdad? Ni cómo hacerle. Pues buen trabajo, Anja. Mañana que estés en el funeral me hablas desde allí. Aún te debo lo de los niños iraníes.

      —Te mandaré un SMS. No quisiera hablar por teléfono en un funeral.

     —Muy bien. Adiós.

Un paraíso sin ángeles [ONC] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora