capítulo 4

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Un mal día.

En clases, la tutora estaba discutiendo sobre quién había sido el que le había puesto chocolate fundido en la silla al pobre Jack, no dejarían pasar eso. Sin embargo, Jack planeaba varias cosas para joder a Nick.

-Ha sido Nick Barnes, no quise decirlo antes para no perjudicarle. -confesó Jack.

-No puedo creer que un estudiante cómo usted haya podido hacer eso, no es algo que usted haría. ¿realmente has sido tú? -Se quejó la profesora.

Nick dio un fuerte suspiro mientras sus compañeros de clase le miraban.

-Si, he sido yo. No os dejéis engañar, él lo puso antes sobre mi silla, para no mancharme yo tan solo le intercambie la silla. Expusó Nick.

La profesora no podía creer lo que estaba escuchando, ella se sentía algo decepcionada por el comportamiento de ambos.

-No profe, eso no fue así. Le caigo mal a Nick desde que me conoció, no logró entender el porqué pero no pasa nada yo le perdonó no hace falta que le pongáis un castigo. Si tan solo se diera la oportunidad de conocerme... -mintió Jack.

-¡Eso es mentira, eres un mentiroso! -divulgó Nick.

-De hecho profe, él no se porque me trata así, también me robó una de mis joyas y la guardó en su taquilla. Era una joya muy importante para mi familia, pero está bien, no pasa nada...

-¿Eso es cierto, jovencito? -preguntó la profesora de la clase.

Por más que se negara Nick, la profesora fue a revisar en su taquilla y efectivamente ahí estaba aquella joya de la que hablaba Jack. Tanto la profesora cómo los compañeros sintieron empatía por Jack. La profesora no tuvo más remedio que ponerle un grave castigo, expulsaron a Nick durante una semana.

-Realmente no puedo creer eso de ti, parece que no te conocía lo suficiente. Jack tiene razón, desde el primer momento te cayó mal. -comunicó Michelle decepcionada.

Nick estaba devastado, no tuvo más remedio que quedar expulsado por una injusticia. Él no había robado ninguna joya y además ese día no tenía ni siquiera entrenamiento de baloncesto para poder olvidarse de sus problemas. Era algo que él solía hacer.

Una vez Nick llegó a casa, después de un terrible día se encontró con su hermana Aurora llorando.

-¿Qué te pasa pequeña, por qué estas llorando? -preguntó mientras se acercaba a ella para poder consolarla.

-Es papá... Le ha dado un infarto. -respondió Aurora con la voz quebrada, sus lágrimas caían sin cesar.

Nick la abrazó fuertemente, la trató de animar y le dijo que todo estaría bien mientras disimulaba su tristeza al escuchar la noticia con tal de ser un buen hermano.

Él hizo todo lo posible para que todo estuviera bien, la madre de ellos estaba en el hospital y Nick decidió llevar a Aurora al hospital.

-Todo estará bien, te lo prometo, Aurora.

Llegaron al hospital, por suerte su padre estaba bien. Tan solo había sido un infarto severo y él ya se había despertado.

-Nick, tu padre quiere hablar contigo. Me quedaré con Aurora. -dijo su madre.

Nick confundido fue a ver qué era lo que ocurría, por suerte era que todo estaba bien pero la relación que tenía con su padre nunca había sido muy buena. Además resultó ser que se descubrió el porqué de que su padre había tenido un infarto, le llamaron de la universidad, el escuchar la noticia de que su propio hijo lo habían expulsado durante una semana fue lo que le produjo el infarto. Nick ni siquiera sabía de eso.

-¿Cómo estás papá? -preguntó Nick.

-Nick, ¿es verdad que te han expulsado por tu mal comportamiento hacia un alumno al punto de robarle? -preguntó su padre desde la camilla del hospital

-Si, es cierto... -dijo con la cabeza agachada, bajando sus hombros.

-¿Qué he merecido yo para tener esto? Joder Nick, ¿cómo se te ocurre robar, acaso no sabes lo importante que es para tu futuro el hecho de sacarte la carrera? Madre de Dios, ¡Nunca te ha faltado de nada! ¿Y tú me compensas con esto? No me lo puedo creer Nick... -Expresó su padre decepcionado, dejándose llevar por la ira de la situación.

Nick tan solo se sentía terrible, odiaba todo en ese instante y él mismo sabía que eso no era cierto, él no había robado nada. Ni siquiera podía mirar a su padre a los ojos. Él trató de comunicarle que todo eso no era cierto, que le habían saboteado pero su padre al igual que siempre no le creyó. Es por eso que Nick salió de la habitación médica.
Al salir, fue a donde su madre y su hermana.

-Papá está bien, podéis ir a verle, iré fuera.

Nick había salido a despejarse, todas esas palabras que le decía su padre le hacían pensar que era un completo inútil pero no quería dejarse llevar por los pensamientos negativos. Justo en ese mismo instante, apareció Jack Morgan de la nada.

-Te dije que no debías haberme subestimado, ya no se trata por Michelle, en este punto ni siquiera le caes bien. Tu mismo fuiste quien no hizo caso a mis advertencias, la guerra ha comenzado. -se burló Jack.

-Eres de lo peor. -dijo Nick con asco entre sus ojos mientras lo miraba con una mirada detestable.

-Lo sé, y me da absolutamente igual. -respondió Jack entre risas.

Jack simplemente se largó después de eso. De pronto un joven hombre, vió como Nick estaba algo desconcertado y fue donde él a animarle. Rápidamente comenzaron a llevarse bien y él trató de aconsejar a Nick en todo momento.

-A veces, cuando tienes un problema, el mundo no se detiene a que lo soluciones, tan solo sigue avanzando, lo mismo pasa cuando eres feliz. Eso es algo que deberías aprender por ti mismo ya que si uno de tus problemas tal vez no tiene solución tan solo tendrás que aprender a vivir con él y acostumbrarte. Por cierto, me llamo Noah. Tengo que irme, te dejo mi número por si algún día quieres hablar.

-Muchas gracias, era justamente lo que necesitaba. Soy Nick. -agradeció.

Después de esa pequeña charla motivadora, Nick comenzó a sentirse mucho mejor.

UNA CONEXIÓN DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora