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Draco blandió su varita hacia la escalerilla al pie de la puerta. El Sanador Dickens apareció justo en el momento en que depositó a Hermione sobre una de las camas en la bodega.
La llamó por su nombre, gritando a viva voz. Con ansiedad palpitando en su mente, revisó su pulso y cada parte de su rostro y cuerpo con hechizos de inspección física, tratando de encontrar el origen de su desmayo. Sin embargo, nada le ayudó a descubrir qué sucedía. Hasta que extendió su mano en el aire, a una distancia prudente de su corazón, y sintió una vibración muy extraña.
Ella yacía acostada con los ojos cerrados, con la misma expresión de dolor que quedó marcada antes de desmayarse. Parecía que simplemente dormía para siempre, y eso lo estaba matando.
- ¡¿Qué hiciste?! -interrogó el hombre mayor, horrorizado. No era una escena que los favoreciera a primera vista.
Cualquiera podría jurar que Draco Malfoy había terminado con la última esperanza que quedaba en el mundo.
- Un paso más y le juro que el barco perecerá por completo -amenazó con frialdad.
- Pensé que tú... -jadeó en busca de aire antes de encontrar su voz de nuevo-. Creí que querías protegerla, o al menos que estabas agradecido.
- ¿A qué debo el honor de tales suposiciones? -Preguntó, barajando la idea de que podría ayudarle. Era un Sanador después de todo; tendría que hacerlo.
El mundo parecía estar empeñado en alejarlos cada vez que cedían a sus deseos. Quizá era una advertencia, quizá lo mejor sería no tocarla jamás.
El grito de dolor que ella dejó escapar antes de cerrar los ojos hizo que su suelo no se sintiera firme; como si todo se desmoronara en ese instante. Fue extraño, y prefería no volver a vivir algo así.
- He visto sus memorias; ambos estaban cerca de la borda. Juntos -afirmó desafiante. La compasión que sintió por él cuando inspeccionó su mente se había esfumado.
Draco se alejó del cuerpo durmiente; en su pecho algo arrojaba fuego. Habría que matar a todos y hundir el navío, pues pronto sabrían que él estaba relacionándose con la máxima heroína de la Segunda Guerra Mágica, una impura. Sus planes jamás podrían llevarse a cabo si aquellos con los que debía acordar un tratado se enteraban de lo sucedido.
Podría quemar el barco con todos a bordo y llevarse a Granger consigo. Una vez que hallara la forma de despertarla, la enviaría a casa y borraría sus memorias. Obligaría a Blaise a aceptar todo y encontraría la forma de mantenerla a salvo desde la distancia, para que ese extraño sentimiento de preocupación y necesidad se apaciguara. Entonces, sería como si nada hubiera sucedido entre ellos.
Asumió tan ingenuamente que Percy Weasley no podría desconfiar de ella, al menos lo suficiente para no emplear la Legeremancia. Ahora todo llegaba a su fin.
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Hermione Granger Y La Maldición Malfoy
FanfictionCuando la madrugada se asomó sobre la Batalla de Hogwarts, Draco Malfoy decidió traicionar a Lord Voldemort. Y al final de la contienda, aquel mortifago salvó la vida de la máxima heroína del mundo mágico; Hermione Granger. Harry Potter ganó, la gue...