Capítulo 3

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No hubo tiempo para reencuentros, los cinco estudiantes de Hogwarts se aproximaron corriendo a las escaleras y bajaron con adrenalina hacia la segunda planta. Al llegar se encontraron de frente con otra tropa de mortifagos, Katie se puso a la cabeza, pero Blaise la apartó a un lado pronunciando un extraño hechizo que hizo saltar de su varita un fuego demoníaco en forma de serpiente. Pronto todo ese pasillo se convirtió en llamas logrando consumir a algunos mortifagos, pero ellos también se vieron obligados a evacuar por la derecha. Cuando llegaron al siguiente tramo de escaleras descubrieron un gran vacío en medio de estas; se habían derrumbado.

Hermione no asimilaba que estaba corriendo a través de aquella guerra junto al sequito más destacado de Slytherin, en algunos momentos sentía como si en realidad estuviera peleando para el otro bando. Ver a alguien utilizar el maleficio más oscuro de la muerte solo por ella era insólito.

— ¡Salten! —gritó Theodore, no habría forma posible de frenar.

Los primeros fueron Blaise Zabini y Katie Bell, casi lograron bailar en el aire para lograr llegar al otro lado. Detrás de ellos iba Draco, que hábilmente se impulso logrando caer de manera intacta y cuando apenas estaba poniéndose de pie vio elevarse a Granger, sin darle tiempo para apartarse. Por reflejo tuvo que abrir los brazos recibiendo el impacto de su cuerpo. Ambos cayeron hacia atrás, Hermione pudo sentir músculos fuertes envolverla y después sus labios chocaron contra los duros pómulos de su salvador. Se levantaron con rapidez sin permitirse estar cerca ni un segundo más, apenas recuperaron la compostura.

— ¡Apártense, idiotas! —gritó Theodore.

Draco tironeó del brazo de Hermione Granger, haciendo que por segunda vez se estrelle contra su pecho. Theodore al caer se hizo un esguince en el tobillo izquierdo por culpa de ambos, entonces Hermione se separó abruptamente de Draco, pues Theodore los observaba desde el suelo.

— Límpiense —señaló despectivamente la mejilla de su amigo y los labios de la sangre sucia.

Ella sintió el ardor en la boca y el sabor metálico de la sangre, probablemente se partió el labio en el impacto. Por su parte, Draco, tenía esa misma sangre en la mejilla.

— Deja que lo arregle —dijo Hermione ignorando su comentario y poniéndose de cuclillas cerca de Nott. Murmuró un par de hechizos y pronto el tobillo de ese chico estaba como nuevo.

— Vaya, Granger, ahora te me haces un poco más simpática —dijo Theo logrando ponerse de pie y revisando que pudiera caminar, sonrió complacido.

— No es momento para coqueteos —espetó Draco—. Corran.

Hermione fue la primera en obedecer adelantándose a ambos, habían perdido el rastro a Katie Bell y Blaise Zabini, quienes jamás se detuvieron y siguieron avanzando después del salto.

Hermione Granger Y La Maldición Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora