Revuelo con la nueva adquisición.

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Veía a los estudiantes tan perfectamente formados, acartonados, que parecían soldados de plomo sentados observando y prestando atención a su cátedra, y en vez de complacerla, la fastidiaba. Diana odiaba estar en ese salón. Era tan perfecto, tan impoluto, que siempre le generaba una sensación de incomodidad; sus aires de superioridad, de ser la "élite" del último año no le generaba seguridad, por algo le decían Playa Alta. El ambiente opresor que se percibía en ese lugar le daban ganas de salir corriendo. Y si bien no todos eran así, pero la mayoría tenían esos aires de grandeza y superioridad moral que el dinero, los apellido de abolengo y el poder dan. "Si eso es ser de clase privilegiada, prefiero no serlo", pensaba a menudo al tener clases con ese grupo.

-Entonces, para redactar un texto académico, se debe tener en cuenta que hay que emplear la tercera persona...

Iba pasando entre las filas explicando el tema, mientras los estudiantes la observaban; los varones la devoraban con la mirada, algunos hasta se le  habían insinuado, pero ella simplemente los ignoró (descubrió que algunos habían apostado sobre quién lograba conquistarla y llevársela a la cama, dato cortesía de Gilma) y de manera respetuosa les había dicho no estoy para cambiar pañales. Las estudiantes la miraban de manera inquisitiva sin dejar de lado la admiración en unas y la envidia en otras. "Ya quiero que acabe la maldita hora aquí, ¡corre a millón, tiempo!" pensaba mientras devolvía las miradas. Playa Baja era una pesadilla, no había podido doblegar la disciplina del grupo y eso le había ocasionado inconvenientes con la coordinadora, la cual le había llamado la atención de manera poco diplomática y de paso la hizo sentir como una basura. Pero indudablemente, el ambiente era mejor allí que en ese grupo.

Uno de sus estudiantes, de apellido Casas, levantó la mano: -Profe.

-Dime, Casas. Le respondió con amabilidad al estudiante pelirrojo de cara pecosa y sonriente.

-Lo que pasa es que mi hermano está elaborando el informe final de su tesis, y ha encontrado papers en donde los autores hablan en primera persona. ¿Es eso posible en los textos académicos?

"Casas nunca defrauda" Pensó mientras sonreía para sus adentros. Era de los pocos estudiantes de  ese grupo por el que sentía una simpatía y cariño especiales. Era dulce, caballero y transparente, además de ser un estudiante brillante, el más brillante de ese salón en su opinión. Lo miró fijamente y le respondió:

-A veces te encuentras escritos que muestran investigaciones ya sean en curso o finalizadas y que se publican en revistas que dan la libertad de publicar en primera persona.

-Pero entonces no sería un escrito académico, ¿verdad profesora?

Quien había hablado  era un estudiante que estaba a tres filas de Casas. De estatura mediana, delgado, tez acanelada con rostro delicado, ojos oscuros y vivaces, Otero era el modelo de "buen estudiante", aparte de ser campeón de ajedrez y un genio de las matemáticas. Diana lo miró fijamente, tratando de analizar el tono de la pregunta, buscando que quería transmitir entre líneas alrededor de su comentario. A pesar de que posaba de niño bueno, dulce y tierno que no hacía mal alguno, había algo en David Otero que a ella no le terminaba de convencer del todo. "A veces posa de mosca muerta, gorda. Ten cuidado con él, es uno de los favoritos de la profe Mayito y hasta le sapea de lo que se hace en clases", le dijo Daniel en una ocasión.

-Otero, sí sería un texto académico, pero como le había dicho a Casas, hay revistas que son un poco "flexibles" a la hora de recibir escritos. También hay investigaciones que ameritan el hablar en primera persona, por ejemplo cuando se hacen bitácoras- El estudiante quiso intervenir, pero ella lo interrumpió:-. En mi caso particular, prefiero los textos en tercera persona. Escribir en primera persona en una investigación es como de gente que quiere llevar un diario tipo "hoy quise ser la estrella más brillante del firmamento y terminé siendo una simple charamusca". Esto último lo dijo con un tono burlón que hizo que los estudiantes rieran, y aún más Casas, que se había dado cuenta de que el comentario era precisamente para el "buen estudiante".

Mi cadeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora