El concursante

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La revolución que causó el hermano de Ana en el colegio fue tremenda. Hasta Dani se embobó con él, cosa que me da risa, porque si bien es una persona sensible aunque la gente no lo vea detrás de esa seriedad, no se deja llevar por emociones colectivas. Y sí, no lo voy a negar, es muy atractivo y caballeroso, pero no como para armar tanto revuelo. Pienso que hay hombres más bellos e interesantes, pero bueno, cada quien con sus gustos. Hay que admitir que es amable, galante y muy inteligente. Me lo tropiezo todos los días en el colegio y empezamos a hablar de todo un poco, incluso me hace reír, pero digamos que no es mi tipo y yo estoy con Federico, que si bien hemos tenido tropezones por su actitud, siempre me ha querido bien. Además, Saúl es muy militar, me recuerda a los soldaditos de plomo, no lo puedo ver más que como un amigo y un valioso compañero de trabajo, el cual me ha apoyado en situaciones difíciles, sobre todo con los problemas de comportamiento de algunos estudiantes, principalmente en Playa Baja.

Una de las cosas que me tenía algo ocupada es el concurso de oratoria y debate. Puse a mis mejores estudiantes a practicar, pero no les vi ese potencial para ganar. Es la primera vez que el colegio va a participar y no quisiera que solamente nos dieran una mención por participación y ya, sin conseguir nada. Nunca me ha gustado perder, y busco eso. Los mejores estudiantes, supuestamente con soltura para desenvolverse ante un auditorio, y nada. Ni siquiera en Playa Alta hubo alguien de fundamento, lo cual me decepcionó; son muy buenos estudiantes, pero solamente a nivel académico, su oratoria me  da flojera, el medio decente es Otero y la idea no me gusta, porque si bien se las calza del putas para lanzar preguntas rebuscadas, a la hora de manejar un escenario lo podría hacer mejor. Y se supone que de Playa Alta han salido los personajes más notables de nuestra región.  Nojoda, ¡Qué rabia sentía al no poder encontrar a un digno participante!

Pero lo encontré. Y ha sido la persona que menos imaginaba, y me di cuenta de su potencial de una manera inusual. Y sí, es inusual porque no imaginé que tuviera semejante talento, nunca pensé que Mario Alonso pudiera tener semejantes dotes para la oratoria y el debate. Sí, el cadete Jackman tenía talento para la oratoria; nadie podría creerlo por su naturaleza reservada, aunque conmigo se abría de una manera que me desconcertaba sobremanera y en ocasiones hacía que lo pensara un poquito más de lo debido. Su presencia en ocasiones me abruma, y muchas veces su voz me inunda los pasillos de mis pensamientos, creo que por el hecho de que siento que puedo confiar en él y que no me ve como un trofeo por ganar y regodearse de ello. Me cae muy bien, me hace reír y muchas veces ha hecho que olvide mis problemas, especialmente cuando la bruja de dientes separados que es la coordinadora me regaña. De hecho, hay algo muy raro que me está pasando, y es con la coordinadora, la profe Mayito. Esa señora parece que nada de lo que hago está bien para ella, es como si me tuviera rabia por algo, no sé. Y la verdad, no le he hecho nada. ¿Será que le recordaré a alguna rival o qué?

Pero bueno, como decía, me di cuenta de su habilidad para la oratoria por una situación algo inusual. Lo vi "discutiendo" con Otero el de Playa Alta; ese muchacho le quería fastidiar con su reputación de Donjuán y Mario no se dejó, de hecho usó una expresión que me sorprendió mucho por el calibre que tenía y con la serenidad que se lo dijo:

 -A ti no te molesta que tenga éxito con las chicas, lo que realmente te molesta es que si te llega a gustar una y yo la conquisto, te toque ver cómo me la llevo a la cama y le haga la vuelta mejor que tú en tus narices.

No lo niego, al escuchar eso, sentía que mis mejillas me ardían de solamente imaginarlo en una situación así, de imaginarlo desnudo y devorando el cuerpo de una mujer.  La mirada de Otero estaba llena de rabia, pero trataba de mantener la calma, así que le respondió con una sonrisa:

-¿Y si fuera tu hermanita la que me gustara? ¿Cómo es que le dicen, la niña?

Joda, no era nada ver eso, si no la furia asesina que Mario transmitía a través de su presencia. Cristina era su debilidad, él me lo había dejado ver en muchas ocasiones en nuestras conversaciones, era evidente cuando los veía juntos. Era una niña de cabello como el suyo pero más largo, muy linda y tierna, de unos trece años; pero con el entrenamiento militar ya se veía un poco mayor, lo cual hacía que él la cuidara y la celara. Al ver esto, pensé que se alteraría y  que se le abalanzaría encima cual animal rabioso. ¿Y cómo se todo esto y lo puedo contar? Me encontraba detrás de un árbol agarrando todo el chisme y ellos estaban a una distancia prudencial,  en la parte de atrás del colegio por los polígonos a campo abierto, sin embargo, alcanzaba a escuchar todo lo que se decían.  Las rechiflas y los murmullos de asombro de sus compañeros eran la banda sonora. Pero Jackman le respondió con calma asesina:

Mi cadeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora