El silencio durante el almuerzo en aquella mansión sí que lograba incomodar a la Señora Riley. Normalmente escuchaba a su esposo contar de sus aventuras o experiencias en el ámbito político, e incluso muchas veces Simon hablaba sobre las tierras que estaba trabajando.
Pero no. Esta vez todo era diferente.Obviamente que a la mujer le dolía mucho esta situación con su esposo e hijo, pero debía de mantenerse firme en su posición respecto ql matrimonio de su hijo.
No estaba de acuerdo con que otra persona tuviese que sufrir a consecuencia de los actos y decisiones de su propia sangre y lo más lamentable: de su propio esposo.Consideró que el mismo siempre hacia las cosas con la mente fría. Decidido y tomando buenas decisiones en el camino. Y ahora lo veía completamente diferente. Era capaz de cualquier bajeza con tal de aceptación política... Algo completamente desagradable a sus ojos.
¿Y qué pensar de su hijo?.
Comparaba a Simon con Cassandra y sí que ambos eran completamente diferentes en todos los aspectos.
Cassandra no solamente había estudiado para ser alguien importante en el futuro; también veía por los derechos de los más vulnerables y defendía su pensar a capa y espada. Lucía felizmente casada y siempre pensaba en los demás antes de su felicidad.En cambio Simon... Si bien había admirado ése valor de luchar por sus sueños, ésto sí que era inaceptable. Comparar a una persona para ser feliz a costa del sufrimiento de otros... ¿Éso es lo que ella le había enseñado?. ¿Qué había pasado con el hombre en el que se había convertido?.
Delante de sus ojos no veía a su hijo. Veía a un completo desconocido.— ¡Alondra!. — La mujer mayor llamó a una de las encargada de la cocina, viendo que la misma se acercaba a ella en completo silencio. — Quiero que prepares una bandeja con el almuerzo que hiciste para nosotros y lo subas a la habitación de Simon. En ella se encuentra Jhonny MacTavish, dile que yo misma le envío el almuerzo, ¿si?. Gracias...
El pedido de la mujer había hecho que ambos hombres crucen miradas por un pequeño momento, molestando al mayor que detuvo a la encargada de la cocina...
— ¡Alondra, vuelve a la cocina y ni se te ocurra moverte de tú lugar!.
— ¿¡Qué te-!?
— ¡Si Jhonny MacTavish no fue capaz de bajar para almorzar con nosotros, pues que se muera de hambre!. ¡Aquí nos sirven a nosotros, no a un externo!. — Refutó contra su esposa, llevando nuevamente su vista hacia la encargada de la cocina. La misma se retiró rápidamente, volviendo su mirada a su esposa e hija.
— ¡No sirven a un externo pero bien que lo trajeron a la fuerza!. — Cassandra inevitablemente se mostró molesta ante la actitud de su padre. El mismo simplemente negó con su cabeza. E incluso iba a decir algo pero Simon se le adelantó.
— Jhonny MacTavish niega cualquier ayuda y nosotros no somos sus empleados. Cuando él tenga hambre y quiera comer, tendrá qué bajar o morirse de hambre. Sea cual sea su elección, es su problema, no el nuestro. — Firme se mostró delante de su hermana y madre, sabiendo a la perfección que no estaban nada felices con sus palabras. — Por cierto, la habitación que está frente a la mía la pondré bajo llave. Quiero poner un estudio de arte en ése lugar, y-
— ¿¡Por qué eres así!?. ¿¡Me escuchaste hablando con Jhonny!?.
— ¿Por qué la pregunta?. ¿Ocultas algo?.
Nuevamente el silencio incómodo se hizo presente.
La situación en la familia era demasiado tensa en ésos momentos, y la Señora Riley quería dejar las discusiones por al menos ése día.
Sintiendo la presión de su esposo es que simplemente negó, soltando un pesado suspiro...