Siendo las cuatro de la madrugada, Jhonny se encontraba despidiéndose de su amor, llevándolo de besos tras ambos vestirse y así poder irse cada uno por su camino.
En cuestión de horas huirían juntos de Londres, así que Jhonny debía de volver a la mansión para al menos alterar a la señora Riley.Sabían que afuera estaba lloviendo, así que Jhonny también debía de cambiarse ya que probablemente se mojaría. Debía de aprobar su caballo y más cosas que debía de hacer apenas sean las siete de la mañana.
Tras la despedida, rápidamente se fue de la mansión de los establos, notando una máscara tirada cerca de la entrada trasera del hogar principal.
Extrañado, volvió a la mansión intentando no ser escuchado...Y justo en la última planta, frente a la puerta de la habitación de Simon, es que vió un pequeño charco de agua prácticamente seco. Al parecer los Riley ya habían vuelto de su fiesta, así que debía de ser precavido.
Estando en la habitación es que se quitó toda su ropa mojada y cambio la misma luego de darse un baño de agua caliente.
Ahora le tocaba esperar para irse y estaba más que ansioso por tal cosa.
Éso sí, también deseaba que la lluvia cese y así no hacerse complicada su huída.En cambio en la otra habitación, se encontraba un solitario Simon Riley, observando la lluvia, sintiéndose un completo estúpido. Jamás debió de haber permitido el comprar a Jhonny. Él sabía más qué nadie que algo así podría pasar. ¿Por qué hacerse ilusiones solamente porque lo besó?.
Ahora sí que estaba decidido a suspender la boda, sin importar la decisión o enojo de su padre. Le daba lo mismo su maldita carrera política o la reputación de su familia. No quería forzar a Jhonny a casarse con él. Debía dejarlo ir y que sea feliz. Y él debía irse de Londres y comenzar una nueva vida. Quizás en Manchester, quizás en Roma, o donde sea... Debía de olvidarse de Jhonny.
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08 : 00 am
La señora Riley había llamado a su puerta, ayudándolo a salir de aquella mansión sin ser vistos ambos.
Por suerte la lluvia había cesado pese al mal clima, y juntos fueron directamente al establo.
El caballo de Jhonny ya estaba listo, así que solamente quedaba irse de aquel lugar para Siempre...— ¡Nunca sabré cómo agradecerle ésto, señora Riley!. ¡De verdad, gracias!. — Con fuerza abrazó a la mujer, sintiéndose agradecido ante el buen trato de la misma. Y dicho abrazo fue correspondido, escuchando la pequeña risa de la misma. Tras separarse, llevó ambas manos a la mejilla del joven de ojos azules.
— ¡No es necesario agradecer, Jhonny!... Espero que sin importar el lugar dónde estés, seas feliz junto a la persona que amas. ¡Y espero recibir cartas tuyas, eh!.
— ¡Sin duda lo haré!... Y... Lamento mucho que su hijo vaya a sufrir por ésto... — Por un momento se sintió algo mal... Pero consideró que el hombre se lo merecía ante tal acto atroz al comprarlo para su capricho. — Espero que él pueda estar mejor pronto...
— Lo dudo mucho pero, ¡gracias por tus buenos deseos, Jhonny!. ¡Ahora ve, seguramente tú amor te está esperando!.
Otra vez se abrazaron, para luego ayudarlo a montar en su caballo y así permitirle irse lo más lejos posible de ésa mansión.
Esperaba que-— ¿A dónde fue MacTavish, Mary?.
La mujer rápidamente se giró en su lugar, observando la imagen de un furioso Henry Riley. El mismo se acercó a ella rápidamente, tomándola de sus hombros con fuerza.