Capítulo 11

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Puede que salga mal. Mejor dicho, muy mal. Pero qué más opciones tengo. Está claro que encontrar a alguien que quiera hacerse pasar por mi novio enamorado durante un par de veces en el verano no es ninguna tarea sencilla.

Lucas me sigue mirando casi sin pestañear. Sabe que estoy tramando algo. ¿Cómo puede tenerme tan calada si solo hemos tenido una conversación en nuestra vida? 

Bueno, omitiendo aquella vez en la que le golpeé sin querer en la piscina. Clara más que mi prima hay veces en las que parece mi enemiga, y esa fue una de tantas. Recuerdo que pasó hace ya tres veranos. Estábamos pasando la tarde en la piscina municipal, nada nuevo, y de pronto Clara se tiró sobre mí en el agua y yo fui a parar contra el cuerpo de un chico que estaba buceando. Si me contasen ahora que estoy a punto de proponerle al chico que embestí en la piscina ser mi "novio de alquiler" pensaría que vivo en una simulación.

Tengo que esperar a que sea él quien hable, aunque parece que se le ha comido la lengua el gato. Está callado, observándome, y me pregunto cuánto tiempo llevaré perdida en el bosque y si mi prima ya habrá dado la voz de alarma en todo el pueblo. 

Uno, dos, tres..., ¡venga! Diez inspiraciones y se lo digo.

—¿Estás bien, Olivia? ¿Tienes calor?

Por fin ha hablado cuando aún voy por la séptima respiración. Sin pensármelo dos veces voy a proponérselo, rezando para que me diga que sí. En estos momentos es cuando pienso en todos los favores que me debe el karma por haber sido buena persona en anteriores circunstancias.

—Estoy bien —contesto dejando de inspirar—. Verás, simplemente estaba pensando que puede que ya no tenga que buscar a la persona que desempeñe el rol.

Él me sigue mirando, aunque su gesto serio vuelve a tornarse en una gran sonrisa que podría jurar que es la más bonita que he visto en mi vida.

—Me alegro de que hayas entrado en razón y hayas entendido tú sola que estabas diciendo una locura. No quería ser yo quien te quitase la ilusión, pero eso que quieres solo pasa en las películas.

Joder, no está siguiendo el hilo de la conversación que esperaba. ¿Es qué acaso tengo que dibujarle un mapa en el que la "X" del tesoro sea él? Mejor se lo propongo sin rodeos, al grano, y si sale corriendo al menos ya sabré el camino de regreso a casa.

—He pensado que podrías ser tú mi "novio de alquiler".

Silencio. 

Un sepulcral silencio hay ahora entre nosotros dos. 

Tampoco es que le haya propuesto matrimonio de repente, pero su cara está ahora tensa. Veo como sus músculos también se han tensado y ha abierto sus ojos de par en par.

Creo que está empezando a pensar que no estoy bien de la cabeza y me está haciendo hasta a mí dudar. Esta es nuestra segunda conversación y ya le he propuesto participar en la gran mentira de mi vida. 

"Bravo, Olivia, este capítulo del verano sí que no te lo esperabas".

—Espera, ¿me estás diciendo que me haga pasar por tu novio delante de tus abuelos y de tu familia en general? Te recuerdo que nos conocimos ayer, literalmente.

Tiene razón, es innegable. De todos modos, él es ahora mismo mi mejor carta en la baraja y voy a apostar todo a ella.

—Podemos llegar a un acuerdo ventajoso para los dos. No voy a ser yo la única que salga ganando con este plan.

Lucas empieza a reírse y a caminar en círculos sobre el suelo de tierra.

La hoguera sigue prendida y escucho el sonido de pasos acercándose hacia nosotros. Deben de ser los amigos que me ha comentado antes, por lo que la fiesta está a punto de comenzar.

—Definitivamente. Estás loca. Por supuesto que no acepto tu propuesta. Ayer mismo te confesé mis sentimientos por Cassandra y ahora me dices de ser tu novio falso, o como lo llames. Lo siento Olivia, pero tendrás que buscar a otra persona que quiera hacer ese papel.

Mierda. Mierda. Mierda. Era él, ahora lo sé.

Él hubiese sido el candidato perfecto para que mis abuelos me viesen feliz con un chico. Ellos siempre me han dicho que quieren que encuentre a alguien que me trate bien, con estudios, de una buena familia... Unos pensamientos un poco clasistas que Lucas cumple a la perfección. Ya nos podía imaginar en las comidas familiares del verano haciendo de la pareja feliz y enamorada mientras mis abuelos nos sonreían y nos sacaban fotos. El plan se me está escapando de las manos como el agua que fluye con calma en el cauce del río.

Los pasos ahora se han convertido en un bullicio de voces que cada vez están más cerca nuestra. No sé qué más alterativas proponerle para que me diga que sí.

—¿Y si llegásemos a un acuerdo económico? Podría pagarte un buen sueldo a cambio de los servicios.

—Basta, Olivia —me interrumpe muy serio—. No voy a aceptar lo que me pides y tampoco quiero tu dinero. Piensa bien lo que vas a hacer porque te puedes meter en un buen lío.

Definitivamente, he fracasado. Lucas ya no va a aceptar, y creo que ahora tiene una impresión de mí bastante rara. A ver, es normal. Si a mí me llegase un desconocido y me propusiese hacerme pasar por su novia delante de su familia le diría que ni de broma.

Saco el móvil para ver la hora y veo que son casi las diez y media. Tengo que irme ya o se preocuparán por no responder a las llamadas y a los mensajes. Aquí todavía no hay cobertura y no sé el camino de vuelta.

Desganada me levanto del tronco de madera y miro durante unos segundos el agua del río fluyendo. Desde pequeña, el agua ha sido mi elemento favorito de la naturaleza. La manera en la que sigue su camino sin detenerse ante los obstáculos, con el fin de llegar a su destino final, me parece una bonita metáfora de como quiero ser yo.

Ya puedo ver al grupo de jóvenes acercándose hacia nosotros y siento una figura detrás de mí. Al segundo, el roce de unos dedos sobre la piel desnuda de mi brazo hace que se me erice la piel recorriendo un escalofrío todo mi cuerpo.

Lucas me está observando, siento sus ojos posados en mi nuca, y con un nudo en el estómago me doy la vuelta para tenerlo de frente.

—Mira —empieza explicando sin apartar la mano de mi brazo—, entiendo tu propósito y lo importante que es para ti. Pero créeme que yo no soy el candidato que buscas. Piensa que la que era mi novia real acabó huyendo de mí. —Al decir esa frase su mirada se apaga y su voz se quiebra—. Yo te propongo un plan al que seguro que no me dices que no. Ve al pueblo, tan solo tienes que seguir aquel camino. —Señala con el dedo un camino de piedras que atraviesa el bosque y por el que acaban de llegar todos sus amigos—. Llegarás en unos minutos. Cuando estés allí diles a tus amigas que estáis invitadas a la fiesta. Os venís y yo os presento a mi grupo. ¿Qué te parece?

¿Enserio me acaba de proponer estar en la fiesta de la hoguera? Tengo que estar soñando porque este chico parece demasiado perfecto.

No ha querido aceptar mi propuesta, lo cual me fastidia muchísimo, pero al menos lo está intentando arreglar de algún modo. La idea de estar aquí, en una fiesta junto a la orilla del río, bebiendo y jugando a juegos, me encanta.

Cuando se lo cuente a Clara, Lena y Sofía no me van a creer.

—Aquí estaremos —le aseguro antes de marcharme y comenzar a seguir el camino de piedras.

Moraleja aprendida de hoy: a veces tengo que dejar de seguir el cauce del río y buscar otras alternativas para alcanzar lo que quiero; como el mismo camino de piedra que estoy ahora mismo pisando con el flash de la linterna como única compañía. 

Amor de alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora