Capítulo 15

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Clara sigue durmiendo y no quiero despertarla. Cuando llegamos anoche vi que estaba más seria que de costumbre. El encontronazo con Silva fue para ella un choque de realidad, pero estoy segura de que la vendrá bien. Es fuerte y acabará encontrando a alguien que la valore como se merece. Al final es precisamente eso lo que todos acabamos buscando, yo incluida. Aunque ahora tengo que centrarme en la manera en la que voy a afrontar la nueva situación.

Lucas ha aceptado hacer el papel de mi novio frente a mi familia, aunque estaba claro que él querría algo a cambio. No sé qué condiciones me pedirá, pero la idea de hacer rabiar a Cassandra puede que hasta me acabe gustando. En el fondo, pienso que se merece a alguien mejor que ella. No obstante, ¿quién soy yo para entrometerme en su vida? Hace tres días dudaba hasta de que supiese de mi existencia, y ahora voy de camino a su encuentro para preparar la farsa de nuestras vidas.

El pueblo está despertando y el olor a pan recién hecho inunda mis fosas nasales. Mis abuelos han sido los primeros en levantarse y se han ido a dar su paseo matutino por el sendero del río. Ellos solo recorren los primeros metros, y a estas horas es probable que estén haciendo el camino de regreso a casa. El resto de mi familia sigue durmiendo y consigo salir a la calle sin tener que responder a un cuestionario sobre a dónde voy y con quién. Para mí eso es un pellizco de suerte también.

Mientras voy andando por el bosque, los rayos del sol acarician mi cara y escucho el canto melodioso de los pájaros resonando en el aire. La tierra aún está cubierta de rocío, y el murmullo reconfortante del agua acompaña mi caminar. Continuó paso tras paso hasta que diviso a lo lejos a Lucas, sentado en un tronco cerca de la orilla. La luz del sol juega en su cabello rubio, y sus ojos siguen el curso tranquilo del río.

Con cada paso que me acerco, el sonido suave de mis sandalias sobre la tierra hace que Lucas levante la mirada al notar mi presencia.

—Buenos días —digo cuando llego a su lado.

Lucas se levanta y me sonríe.

—Buenos y calurosos días, Olivia.

Nadie diría que ayer estuvo de fiesta. Su cara luce reluciente y sus ojos brillan con intensidad.

—¿Qué tal acabaste ayer la fiesta? —pregunto mientras me siento sobre el tronco de madera.

—Me fui antes de que volviese Silva. Ese capullo estaba buscando pelea y yo ante todo quería evitarlo. Eso sí, cuando vi cómo te habló..., me dieron ganas de meterle la cabeza bajo el agua.

Sin poder evitarlo, mi corazón se estremece al escucharlo. Apenas me conoce y saltó a defenderme sin dudarlo. Pude ver como la ira hervía en su sangre y como, si no le hubiese frenado, le hubiese hecho pagar cada una de las palabras que me dijo.

—La venganza contra él, en todo caso, será mía, que no se te olvide.

—Cierto. Ya pude comprobar ayer que tu apariencia engaña. Me llegas a hablar a mí como le hablaste a él y salgo corriendo.

Su comentario me hace reír y él deja escapar una breve carcajada.

—Tú has conocido mi lado bueno.

—E intentaré no encontrar nunca tu lado malo, sargento —me responde, haciendo el saludo de los militares.

Conocerle me ha demostrado que las apariencias y los prejuicios engañan por completo. Al saber que era uno de los Intocables, jamás nos imaginé juntos hablando y riendo. Pensaba que sería una persona creída y prepotente, sin sentido del humor, pero estoy comprobando que estaba totalmente equivocada.

—Bueno, vayamos al asunto principal del día —anuncio para entrar al tema que me ha traído hasta aquí.

—Habrá que ponerle nombre antes a la misión, sargento —añade con un tono bromista.

Amor de alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora