Capítulo 25

154 8 3
                                    

Todos nos están mirando. Clara, y mis padres están en segunda fila aplaudiendo como locos. Ha venido hasta Lena a vernos.

Creo que el labio ya me ha dejado de sangrar. Lucas no me ha mirado en ningún momento, está aún demasiado enfadado.

—Como todos los años los ganadores de esta vendimia podrán irse a California durante diez días con todos los gastos pagados. ¡Ahora, a disfrutar de la música!

Miro una última vez a Lucas, pero este no me devuelve el gesto. Simplemente se limita a despedirse con la mano y se baja del escenario. Yo hago lo mismo y voy tras él.

—Lucas, espera.

Intento alcanzarle pero va demasiado rápido. Se está alejando de todo el bullicio y a mi aún me duele el cuerpo del empujón.

—Lucas, por favor. Lo siento ¿vale? Siento no habértelo contado.

Y es cierto todo lo que le digo. Actúe como una egoísta y es probable que ya le haya perdido por ello. Pero me lo merezco. Yo tampoco he sido nunca digna de alguien como él.

—Sabías que estaba haciendo todo esto por ella y no fuiste capaz de decirme lo que vistes.

—Fui una egoísta —admito.

—¡Y tanto! Todo por querer conseguir tu estúpido objetivo ¿Y mis sentimientos qué? Al principio pensé que tendría una oportunidad de recuperarla. Si me hubieses contado todo lo que sabías..., no hubiese hecho el ridículo delante de ella ni de ti.

—¿De mí?

—Tú sabías que ella estaba con otro y yo, pese a todo, acepté el trato por Cassandra. He sido un estúpido.

Sus ojos están llorosos y su voz temblorosa. Con sigilo me voy acercando hasta él, aunque noto como se aleja de mí.

—Sí, lo hice porque no quería que te echases atrás en nuestro trato. Pero también porque desde el primer momento me di cuenta de que tú eras mucho mejor que ella. ¿Eres consciente de lo que me molestaba que te arrastrases tanto por Cassandra? Nunca te supo valorar, Lucas. La noche en la que te vi lleno de tinta me di cuenta de que eras especial, y con el tiempo lo he confirmado.

La respiración de Lucas se va relajando a medida que voy hablando, aunque con la mía ocurre todo lo contrario. Siento que es la primera vez que hablo con él sin tapujos, y me siento bien a pesar de todo.

—¿Te duele? —me pregunta señalando mi labio.

—Un poco —respondo con sinceridad.

—Siento que te haya hecho esto.

Lucas se acerca a mí y yo me quedo quieta, observando.

—No te disculpes por ella. Es mayorcita para saber lo que ha hecho.

—No sé como he estado tan ciego por Cassandra. Jamás estaría con alguien capaz de hacerte esto.

Su mano con delicadeza acaricia mi mejilla y yo subo hacia él la mirada. Me está analizando mientras sus dedos dibujan círculos en mi piel.

—No tiene importancia ya. Olvidémoslo. Nunca he sido una chica violenta y no lo pienso ser ahora.

—La ganarías —Lucas echa la cabeza hacia atrás y se ríe.

—Permíteme dudarlo.

—Recuerda que yo te he visto actuar contra Silva. Detrás de esa bonita fachada se esconde toda una guerrera.

—Sargento.

—Ah sí. Sargento —afirma haciendo el saludo militar.

—De verdad que siento no habértelo contado antes. Lo pensé, pero estabas tan ilusionado por recuperarla que no quería romperte el corazón.

—Ya no siento nada por ella, Olivia. Estas semanas contigo me han servido para darme cuenta de lo que puede llegar a ser el amor de verdad. Mi relación con Cassandra era un engaño, una mentira que los dos nos empeñábamos en pintar de colores. Ahora me he dado cuenta de que el amor es como una bonita melodía. —Curva los labios e inclina la cabeza—. Comienza como una suave armonía que apenas puedes percibir, pero a medida que las notas se entrelazan, crece y se convierte en una sinfonía que llena el espacio entre dos corazones. Cada uno de nosotros es como una canción única, con sus propios acordes y ritmos. Pero cuando dos personas se encuentran, sus melodías se entrelazan en una danza única. Contigo, Olivia, he descubierto que nuestra melodía juntos es más bonita de lo que jamás hubiera imaginado.

En ese momento, como si el tiempo se hubiese detenido con la música de la orquesta sonando de fondo, Lucas se inclina lentamente hacia mí y me besa con ternura.

Durante varios minutos nuestras bocas se encuentran una y otra vez. Cierro los ojos y dejo que cada uno de los besos me recomponga el corazón que una vez tuve roto.

Lucas, quien apareció en mi vida cuando menos lo esperaba, ha acabado siendo la venda de mis heridas.

Un rato después me separo de él y noto que mi mejilla se está hinchando. El golpe que me ha dado Cassandra ha sido más fuerte de lo que parecía y Lucas se da cuenta de ello al unísono.

—Vamos a buscar hielo antes de que se te inflame más.

Su tono de voz es tan dulce y sus labios tan carnosos que quiero dejar a un lado mi mejilla herida y volver a besarle. Pero él me está examinando la cara y yo me contengo como puedo para no moverme.

—¿Cuándo te diste cuenta de que Cassandra no era tu película favorita?

Lucas me mira antes de responder y después me acaricia suavemente la mejilla con los dedos.

—Cuando fuiste mi acompañante a la fiesta. Estabas guapísima ese día, aunque me decía a mí mismo que no podía verte con esos ojos. Nosotros teníamos un trato y no iba a ser yo quien lo echase a perder. Además, me di cuenta porque me tiraste a la piscina y entonces entendí que no me importaba. Yo ya no quería estar con Cassandra. Todo había cambiado.

Me pilló. Se dio cuenta de que estaba actuando movida por los celos. No puedo evitar sonrojarme y Lucas deja escapar una tímida carcajada.

—Tranquila. No le contaré a nadie el númerito de la piscina. Aunque estuvo bien, tengo que reconocerlo.

—¿De verdad?

—La cara de Cassandra fue todo un poema. Pero bueno, ¿ya podemos decir que hemos terminado con la misión Amor de alquiler?

—Supongo.

—Entonces puedo volver a hacer esto sin incumplir ninguna cláusula.

Lucas vuelve a besarme y así nos quedamos un rato más. Me pellizco disimuladamente para comprobar que es todo real, que no es un sueño.

Y así es.

El beso es como una nota final perfecta en la que me sumerjo dejándome envolver entre sus brazos.

Amor de alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora