Gustabo
—¡Gustabo! —El grito de Isidoro me saca de mis pensamientos.
—¡Gilipollas! —Lo saludo. Cuándo lo veo acercarse a mí con una sorisa malvada retrocedo dos pasos.
—Casi me cago del miedo —dice cuándo llega a mi lado con falsa tristeza.
—Ya...
No le presto mucha atención, mi mirada está fija en los encapuchados.
Hay algo que no les he dicho a Conway ni mucho menos a Freddy, algo que sólo quiero saber yo por ahora.
—¿Crees que tengan algo preparado? —pregunta Gordon a mi otro lado.
—Yo sí creo, estaban hablando por radio —responde Isidoro.
—Ya vengo —Les digo a los dos y camino hacía Freddy qué ya terminó de hablar con los atracadares.
—¿Qué pasa, neno? —dice nervioso.
—¿Qué pidieron a cambió de Isidoro?
Su cuerpo se tensa al oír mi pregunta.
—Informacion, Gustabin —Conway aparece a nuestro lado.
—¿De quién, o de qué? —Insisto.
—De la malla, Gustabo, parece que fueras principiante en ésto —respondo él superintendente.
Hay algo que no me cuadra. Conway solo negoció los primeros rehenes, lo demás (o sea Isidoro) lo hizo Freddy, y éste no ha dejado de mirarme de forma extraña, como si quisiera resolver algo, o a alguien.
Volteo mi rostro y fijo mi vista a mis espaldas. ¡Claro!, Freddy no me miraba a mí, lo miraba a él, a ese mismo que me dijo aquello en la gasolinera. Al mismo con él que negoció.
¿Acaso también le dijo lo mismo que a mí?
Por suerte Conway tuvo que ir con los demás compañeros a explicarles un par de cosas, dejándome a solas con Freddy.
—¿Que pidieron aparte de información sobre la poli? —pregunto directo. Freddy fija sus ojos en mí, y una sonrisa divertida (un poco falsa) se dibuja en su rostro.
—Mi número de teléfono, y un par de condones —Bromea. Sólo que está ves su voz no es la misma graciosa que siempre tiene, esconde algo.
—¿Te dijeron algo de mí, cierto? —Su rostro cambia por completo cuándo oye mi pregunta.
—¿Qué?...
—Cuando secuestraron a Isidoro, también me pudieron haber secuestrado a mí, pero no lo hicieron. Estaba justo unos pasos más adelante que él, me vieron pero no hicieron nada, agarraron a Navarro y se lo llevaron —Explico para que entienda de lo que hablo.
—¿Por qué? —pregunta confuso.
Buena pregunta.
—Antes de irse, uno de ellos, específicamente él que estaba negociando me dijo algo.
—¿Qué?
—¿Qué cuchichean, putitas? —Isidoro aparece de la nada.
—Metiche, eres un puto metiche —Le dice Freddy intentando ocultar los nervios.
—Señoritas —Nos llama el atracador. Los tres volteamos a verlo y éste sonríe—, si ustedes, ya queremos inciar, ¿Podrían dejar de hacerse pajas e ir a los patrullas?
Isidoro se acerca a ellos dejando una distancia prudente.
—Primero que todo tú a mi, mucho menos a mis jefesitos no nos mandas, segundo ¡Cierra la boca o él agente León te romperá los dientes! —Le enseña su placa al encapuchado, y éste junto a sus compañeros se ríen.
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Perfecto error
Roman pour AdolescentsA veces los ojos son los únicos que siente el verdadero amor.