Capítulo 16

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Freddy

Caminamos hasta llegar al punto más alto de la pequeña montaña en completo silencio. Se que lo que haré está mal, se qué no es la mejor decisión, y sé qué me voy a arriesgar mucho con ésto. Pero aquí estoy, como un idiota de pie frente a Conway.

Él no dice nada y su rostro sólo refleja indiferencia, ¿Le molestará? ¿Me enviará a la mierda?, ¿Que coño se puede esperar de un tío como él?

—Yo... Ehh —Todo el discurso que tenía preparado se fue a la mierda.

Conway enarca una ceja confundido cuándo mi voz se corta de repente.

No podré hablar si me sigue mirando de esa forma. No podré hablar si está frente a mí.

No podré...

Mis labios se chocan con los suyos en un beso desesperado, coloco mis manos en su cuello prohibiendo que se aparte.

¿Moriré? Tal vez.

Pero hay veces en las qué uno tiene que arriesgarse para conseguir lo que quiere.

Tengo fé.

Cuándo sus manos quitan las mías de su cuello toda mi esperanza desaparece.

Ya no tengo mucha fé.

Se separa de mí tan despacio que parece irreal, no coloca mucha distancia, al contrario, parece tener ganas de acercarse mucho más. Sus ojos muestran el debate.

—¿Qué quieres, Freddy Trucazo? —Su voz ronca me eriza la piel.

¿Será éste mi momento?

—Te... —Mi voz es interrumpida por el sonido de su móvil.

¿Es enserio?

Conway no parece darse cuenta, sigue mirándome de esa forma... Cómo si quisiera...

El móvil vuelve a sonar.

—Joder... —Maldice agarrando el móvil.

—Puedo esperar —digo metiendo las manos en mis bolsillos.

—Yo no —Confiensa y cuelga la llamada.

Lo último que puedo ver es su cuerpo abalanzándose sobre el mío, él es un poco más grande cosa que hace qu eme tambaleé un poco.

Ésta vez son sus labios los que se encuentran con los míos en un beso un poco más... Salvaje.

Sus manos rozan mi abdomen y cuándo creo que ésto puede ir mucho más adelante su móvil vuelve a sonar.

Vaya. Puta. Mierda.

—¡Joder! —Grita enojado. Separa su cuerpo del mío y contesta la llamada—. ¿Qué?

No alcanzo a escuchar lo que dice la otra persona.

—No estoy en comisaria, ¿Por qué? —Su voz ronca demuestra amargura.

Mucha más de la normal.

—¿Quién? —Arruga las cejas.

—¿Pasa algo? —pregunto acomodando mi chaqueta.

—No puedo ir, estoy muy ocupado, dile que pase mañana, o yo que sé —Sin decir algo más cuelga el teléfono.

—Freddy, ¿Estás disponible? —La voz de Gustabo me llama por radio.

Mis ojos no se apartan de los de Conway, nos quedamos ahí parados unos dos minutos más, todo acaba cuándo Gustabo vuelve hablar.

—Han secuestrardo a Isidoro —Vuelve a decir por radio.

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