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Mía Martínez

Ana y yo estábamos en mi habitación, eligiendo la ropa para la cena en el apartamento de Katya. La ansiedad y los nervios me atacaban, no sabía lo que iba a pasar en la cena o si Ferran se iba a tomar bien el embarazo. A pesar de todo lo único que quería era que él dejase a Sira y se quedase conmigo y el bebé.

- ¿Crees que será incómodo después de todo lo que ha pasado? - le pregunté a mi hermana refiriéndome a la conversación que tengo pendiente con Ferran.

- Mía, estás embarazada de su hijo. Es hora de enfrentar las cosas y, quién sabe, tal vez la cena sea un buen comienzo - dijo Ana tras soltar un suspiro.

- Tienes razón, Ana. Solo quiero que sea una velada tranquila - dije cogiendo una camisa.

- Lo será. Todos estarán allí, y la cena es solo una oportunidad para estar juntos como amigos. Además, ya es hora de superar cualquier incomodidad - dijo y yo simplemente asentí.

Ana y yo continuábamos seleccionando la ropa cuando una ola de náuseas repentina se apoderó de mí. Me llevé las manos al estómago, sintiendo cómo la incomodidad crecía.

- ¿Estás bien, Mía? - preguntó Ana preocupada.

- Sí, solo es una pequeña molestia. Nada importante - dije soltando al final una pequeña arcada.

Mis labios formaban una sonrisa forzada mientras luchaba contra las náuseas. La ansiedad y las emociones encontradas eran como un nudo en mi estómago.

Mi hermana notó mi incomodidad y dejó la ropa a un lado.

- Mía, no tienes porqué ir a la cena si te sientes mal. Puedes quedarte en casa - dijo acariciándome la espalda.

- No, Ana. Necesito hacer esto. Enfrentar a Ferran, cerrar este capítulo. No dejar que estas náuseas lo controlen todo - dije decidida.

Ana me miró con expresión de preocupación, pero sabía que mi decisión estaba tomada.

Tomé una respiración profunda y, con determinación, continuamos seleccionando la ropa para la cena.

El deseo de cerrar este capítulo y seguir adelante con mi vida superaba cualquier malestar momentáneo.

- Estaré allí contigo, Mía. Todo va a salir bien - dijo Ana con una pequeña sonrisa y yo le correspondí.

Finalmente logramos elegir un look adecuado y me preparé para enfrentar la noche con valentía, con la esperanza de que sería el comienzo del cierre de una etapa complicada en mi vida.

Preparamos nuestras mejores sonrisas y nos dirigimos al apartamento de Katya.

El bullicio y la alegría llenaban el apartamento de Katya cuando Ana y yo llegamos

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El bullicio y la alegría llenaban el apartamento de Katya cuando Ana y yo llegamos. La puerta se abrió, revelando una Katya emocionada que nos dio la bienvenida con efusividad. Abrazos, risas y charlas animadas llenaban el espacio, pero cuando mis ojos se encontraron con los de Ferran, la tensión se instaló.

𝗗𝗼𝗯𝗹𝗲 𝗩𝗶𝗱𝗮 || Ferran TorresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora