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Mía Martínez

Mientras me ajustaba los pendientes frente al espejo, el zumbido de mi teléfono anunció una videollamada entrante. Era mi madre.

- ¡Hola, mamá! - saludé mientras aceptaba la llamada y colocaba el teléfono en el tocador para que pudiera verme.

- ¡Hola, ratita! - respondió mi madre con una sonrisa - ¿Cómo estás?

- Estoy bien, mamá. Solo me estoy preparando para salir a cenar - le expliqué mientras terminaba de arreglarme el cabello.

- Oh, ¿con quién vas a salir? - preguntó mi madre con curiosidad.

- Con Leandro - respondí, notando el interés en los ojos de mi madre - Me invitó a cenar y quería pasar un rato juntos.

- ¡Qué bien! - exclamó mi madre con entusiasmo - Me alegra verte tan animada. ¿Cómo has estado?

- Honestamente, he estado mejor - admití con sinceridad - Ha sido un poco difícil adaptarme a todo después de tener a Abril, pero poco a poco vamos encontrando nuestra rutina.

Mi madre asintió comprensivamente.

- Te entiendo, cariño. Pero estoy segura de que lo estás haciendo genial. Eres una madre increíble y te estás adaptando a todo de la mejor manera posible.

Sus palabras me reconfortaron, y una sensación de calidez se extendió por mi pecho.

- Gracias, mamá. Eso significa mucho para mí.

- Siempre estoy aquí para ti, querida - dijo mi madre con cariño - Bueno, disfruta de tu cena con Leandro. Llámame si necesitas algo, ¿de acuerdo?

- Así lo haré, mamá - prometí con una sonrisa - Te quiero mucho.

- También te quiero, cariño - respondió mi madre antes de despedirse y terminar la llamada.

Con un suspiro de gratitud, tomé mi bolso y me dirigí hacía el salón.

Mientras esperaba a Leandro, me senté en el sofá junto a Ana, que se acercó para hacerle mimos a Abril, quien estaba en su cuna columpiante.

- ¿Estás lista para cuidar a esta pequeña traviesa? - le pregunté a Ana con una sonrisa.

- ¡Por supuesto! - respondió ella, acariciando la mejilla de Abril con ternura - Es tan adorable. Estoy deseando pasar tiempo a solas con ella.

Me alegré de ver a Ana tan emocionada por cuidar a mi hija. Sabía que estaba en buenas manos. Mientras tanto, Abril parecía encantada con toda la atención que recibía.

Cogí a Abril y la envolví en mis brazos para darle el biberón.

- Mamá va a estar bien, ¿verdad, mi pequeña? - le dije a Abril, mientras le daba el biberón - Voy a disfrutar de una cena tranquila y luego volveré a casa contigo.

Ana sonrió y asintió.

- Claro que sí. Y mientras nosotras nos lo vamos a pasar genial juntas, ¿verdad, Abril?

Después de asegurarme de que Abril estaba cómoda y bien alimentada, me levanté para buscar mi bolso y las llaves.

- Gracias por quedarte con ella, Ana - le dije, agradecida - Me tranquiliza saber que está en buenas manos.

- Siempre estaré aquí para ayudarte, Mía - respondió Ana, dándome un abrazo rápido - Disfruta de tu cena con Leandro. Nos vemos más tarde.

Con un beso en la mejilla de Ana y una sonrisa en los labios, salí por la puerta, lista para una agradable velada con Leandro.

𝗗𝗼𝗯𝗹𝗲 𝗩𝗶𝗱𝗮 || Ferran TorresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora