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Mía Martínez

Me encontraba sentada frente a mi escritorio, sosteniendo el teléfono en mis manos, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Sabía que tenía que hacer la llamada, que no podía posponerlo más. Necesitaba compartir la noticia con mis padres antes de que se enteraran por otros medios.

Pulse el contacto y esperé nerviosa mientras sonaba el tono. Mi madre contestó después de un par de timbres, y su voz cálida me reconfortó un poco.

- ¡Hola, cariño! ¿Cómo estás? - dijo mi madre con entusiasmo y una gran sonrisa.

- Hola, mamá - respondí, tratando de mantener la calma - Estoy bien, ¿y tú? - dije con una pequeña sonrisa.

- Estupenda, como siempre - respondió ella.

- ¿Papá, no está por ahi? - pregunté fijándome en su alrededor.

- Si, espera que lo llamo - dijo y empezó a caminar por toda la casa.

Gritaba el nombre de mi padre por toda la casa, hasta que llegó al salón donde se encontraba mi padre sentado.

- Hola, cariño - dijo mi padre y le sonreí.

- Hola, papá - dije nerviosa.

- ¿Qué pasa, Mía? ¿Hay algo en lo que necesites ayuda? - preguntó mi madre confundida.

Había estado días detrás de ellos para poder hacer una videollamada los tres juntos, y a pesar de que les había marcado este día ellos no se acordaban.

La preocupación en su voz me hizo sentir aún más nerviosa, pero sabía que tenía que ser honesta con ellos.

- Bueno, en realidad, hay algo que necesito contaros - comencé, luchando por encontrar las palabras adecuadas - Estoy... estoy embarazada - dije cerrando los ojos al decir esas dos palabras.

Hubo un breve momento de silencio, y luego mi madre exhaló lentamente.

- Oh, Mía - dijo ella suavemente y abrí los ojos - ¿Estás bien? ¿Qué piensas hacer?"

Sus palabras me tranquilizaron un poco, y me sentí agradecida por su apoyo incondicional.

- Estoy bien, mamá - respondí, tratando de sonar segura de mí misma - Todavía estoy procesando todo, pero sé que puedo contar contigo y papá.

Hubo otro breve silencio antes de que mi madre hablara de nuevo.

- Por supuesto, cariño - dijo ella con ternura - Siempre estaremos aquí para ti, pase lo que pase. ¿Qué quieres que hagamos? - dijo y sonreí agradecida.

Una mezcla de alivio y gratitud inundó mi corazón mientras hablaba con ellos. Sabía que, pase lo que pase, tenía el amor y el apoyo de mis padres. Y eso me dio la fuerza que necesitaba para enfrentar lo que estaba por venir.

Mis padres me escucharon atentamente mientras les contaba sobre mi embarazo. Después de expresar su apoyo, llegó el momento de las preguntas sobre mi futuro y cómo planeaba manejar la situación.

- ¿Qué piensas hacer, cariño? - reguntó mi padre con calma, pero con evidente preocupación en su voz.

Respiré profundamente antes de responder, tratando de organizar mis pensamientos.

- Bueno, aún estoy procesando todo, pero definitivamente quiero seguir adelante con el embarazo - dije con determinación - Y en cuanto a mi trabajo, estoy comprometida con mis responsabilidades, pero sé que tendré que hacer algunos ajustes.

Mis padres asintieron, demostrando su comprensión y apoyo a mis decisiones. Sabía que no sería fácil equilibrar mi carrera profesional con la llegada de un bebé, pero estaba decidida a hacer lo mejor para ambos aspectos de mi vida.

𝗗𝗼𝗯𝗹𝗲 𝗩𝗶𝗱𝗮 || Ferran TorresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora