XVII. Fuegos de artifício

45 10 2
                                    

"Pruébame y verás
Que todos somos adictos
A estos fuegos de artificio."

Victoria's pov:

Ni en mis sueños más locos podía creer que estaba haciendo dulce de duraznos en almíbar con mi suegra. ¡Puta madre! Tenía una suegra, también un suegro, dos cuñadas y un novio. ¿Cómo podía ser real? Le jodí a Gustavo para que me pellizcara y me sacara de este sueño. Nunca esperé esto, nunca me atrajo mucho la idea de casarme y ser amada como todas las minas, vi lo peor de eso a través de mis viejos y no quería repetir lo mismo. Pero con Gustavo era diferente, todavía estaba re emocionada por el momento mientras él se sentaba con su guitarra y nos miraba cocinar, fascinado por lo que veía.

- ¿Qué hacés ahí, Gus? - Pregunté, con una sonrisa de admiración.

- Por ahora, nada. Solo me dejo fascinar por esta arquitectura compleja de cocinar. - Respondió sin sacar los ojos de lo que hacíamos, acariciando distraídamente las cuerdas de la guitarra.

- ¿Querés intentar? - Lilian preguntó amablemente.

- Nah, esto no es para mí. Mi parte siempre es organizar la parte sonora de nuestra fiesta. Te aseguro que es tan complejo como cocinar. - Se jactó.

- Bueno, ¡entonces tenemos un maestro de la música y una maestra de la cocina acá! - Comenté, divertida.

Del otro lado de la cocina, algún animal emplumado asaba en el horno, su olor mezclándose con el del dulce de duraznos, pero curiosamente agradable. Yo no era tan mala cocinando, de hecho, estar cerca de Gustavo me hacía darme cuenta de que no era tan mala en varias cosas, trayéndome a la vida como siempre lo había hecho en todos estos años siendo mi mejor amigo. Y así sé que lo amo, mucho más que ayer, porque los días van pasando y descubro más y más partes amables en mí.

Gus se levanta, impaciente, noté que estaba ansioso por nuestra cena y por hacerme roja de vergüenza presentándome como su novia frente a todos. Soy pésima con estas formalidades, aunque nunca antes había sido novia de ningún pibe, sabía que mi cara se pondría roja de timidez y que alguien haría algún chiste al respecto. Pero estaba re contenta, me puse aún más feliz cuando vi su cuerpo largo acercarse para darme un beso largo en la mejilla y rozar mi oreja, haciéndome cosquillas. Lilian rió y fingió no darse cuenta.

- Vicky, andá a bañarte y preparate para la cena. Dejá el resto conmigo, ¿dale? - Sugirió Lilian.

Obedecí de buena gana, con una sonrisa tonta en la cara, caminé hacia el baño, aún sintiendo las cosquillas del beso de Gustavo.

Ya había decidido la ropa que usaría esa noche, de hecho, fue la primera que ansiosamente metí en mi valija cuando acepté el viaje. Opté por una pollera negra de terciopelo ajustada al cuerpo y una camisa blanca fluida con mangas anchas, completando el look con botas. Quería que Gus me viera así, quería recibir sus elogios y sentirme la mujer más hermosa que jamás haya existido, sentirme digna de ser la novia del hombre más guapo que mis ojos han visto.

Pero antes, necesitaba asegurarme de que los planes para maquillarme con Laura aún estuvieran en pie. Golpeé varias veces la puerta de nuestra habitación, que ahora estaba cerrada, y ella abrió.

- ¡Vicky! Por favor, dime que estás pensando lo que estoy pensando. - Se agitó, sorprendida.

- Si estás pensando que las chicas copadas se maquillan juntas, ¡sí!

Envenenara Mi SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora