Cómo podría alguien prestar atención a cualquier otra cosa en ese bar que no fuera Victoria? Cualquiera que la viera se sentiría envuelto en su aura magnífica, agradecí mentalmente que fuera mi novia. Entró por la puerta acompañada de Martina, agarrada de la mano con su mejor amiga. No pude evitar admirarla de pies a cabeza y todo su arreglo para esa noche. Pasaban de las ocho de la noche y nuestra modesta celebración apenas comenzaba, sus pasos despreocupados marcaban el ritmo de una cuenta regresiva hasta que llegara a mí y presionara sus labios contra los míos, haciéndome relajar por completo con esa sensación suave. Su abrazo, su aroma, su vestimenta, los anillos que llevaba en los dedos y el cabello ligeramente despeinado le daban una apariencia madura y salvaje; el vestido negro ceñido que terminaba a mitad de muslo moldeaba sus curvas, en los pies llevaba medias hasta las rodillas y zapatillas Converse, como de costumbre. Una obra de arte en movimiento.
Martina y Vicky saludaron cálidamente a todos en la mesa, sentándose entre Charly y yo, Zeta permanecía en la esquina. Extasiados, hablábamos sobre nuestros negocios con Fede, ya teníamos nuestro primer álbum a punto de ser grabado y producido por él. Sin lugar a dudas, esa noche terminaría entre tragos, celebraciones y cualquier cosa que se nos permitiera para marcar el inicio de esta nueva etapa.
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- Estoy tan orgullosa, carajo. No puedo creer que estén ocupando el lugar donde tanta gente querría estar, y lo merecen. - Victoria hablaba mirando a todos en la mesa. - Me siento honrada de poder ser parte de todo esto y acompañarlos de tan cerca.
- Y por eso tenemos que ser más que perfectos. Requiere mucha responsabilidad. - Mi voz sonaba seria, como una advertencia.
- Gustavo, todos queremos aprovechar esta oportunidad tanto como vos. - Charly parecía aún más serio, su mirada desafiante.
- ¿Aprovechar? Este disco va a definir nuestro futuro, no es cuestión de aprovechar, sino de laburo duro. - Respondí.
Victoria observaba la situación, siguiéndonos con la mirada cada vez que hablábamos. Noté una pizca de preocupación en sus ojos.
- Claro, pasaste todo el día hablando de lo importante que es para vos. - Él enfatizó la palabra "vos". - Creo que ya escuchamos lo suficiente de tus percepciones, ¿qué tal si escuchamos un poco sobre los otros miembros de la banda?
- Eh, eh, calmate, vinimos a celebrar. - Zeta intervino mientras Charly y yo nos mirábamos fijamente.
Martina volvió su mirada a su vaso, con las cejas fruncidas en tensión.
- Tenés razón. - Vicky complementó la intervención de su primo, suspirando profundamente.
Quizás la responsabilidad de todo lo que estaba ocurriendo me estaba consumiendo por dentro. Mi carrera dependía de eso, en ese momento me di cuenta de lo difícil que podría ser trabajar en equipo en algo tan significativo. No dejé los estudios por nada, lo necesitaba, pero ahora veía con mis propios ojos cómo el deseo de reconocimiento podía convertirme rápidamente en un tipo autoritario. El rol de líder siempre me había sido tan natural, pero ahora estaba lidiando con otras dos personas que compartían el mismo sueño y sentí miedo de perder el control. Charly tenía razón.
