VII. Me acerco más de lo que puedo

77 7 0
                                    

Victoria se distraía por el camino, jugando a no pisar las partes oscuras de la acera, como una niña sin obstáculos, sus botas hacian ligeros clics cuando tocaban el suelo con pasos relajados pero largos. Sintió mariposas en el estómago cuando se dio cuenta que estaba a una cuadra de la casa de Gustavo, era inevitable recordar tantas aventuras que vivieron juntos en aquella calle; cuando andaban en bicicleta hasta que se ponía el sol o cuando comían helado de menta juntos, definitivamente eran tiempos más simples y de sueños alcanzables. Comprobó que su ropa le quedaba bien antes de tocar el timbre por el reflejo en el vidrio de la puerta, su falda de mezclilla moldeaba su cintura adorablemente y una fina blusa negra de mangas largas y cuello alto cubría su torso, sobre el hombro llevaba una pequeña bolsa con su cámara.

Unos segundos después de tocar el timbre por segunda vez, Lilian, la mamá de Gustavo, abrió la puerta y no podía contener su sorpresa al verla.

— ¡Victoria, querida! Hace mucho que no te veo. ¡Eres más hermosa que nunca! — La saludó, sosteniendo cariñosamente ambas manos de Victoria.

— ¡Gracias, Lilian, vos también! ¿Cómo estás?

— Muy bien, ¿y vos?

— ¡Estoy bien! ¿Y dónde están los chicos? — Preguntó ansiosamente, mordiéndose el labio inferior.

— Están en el cuarto de atrás con los instrumentos, creo que te están esperando para comenzar. — Lilian puso su mano en la espalda de Victoria y la guió hacia adentro.

— ¡Aquí estoy! — Gustavo anunció mientras se acercaba a ellas, besando a su madre en la frente.

— ¡Hola Gus!

Gustavo llevaba una remera naranja con mangas que probablemente él mismo había cortado, dejando sus anchos hombros a la vista. Abrazó a Victoria con fuerza por la cintura, haciéndola ponerse de puntillas para abrazarlo por el cuello.

— Me alegro de que hayas venido...

— ¡Y traje esto! — Victoria se separó del abrazo para mostrar su cámara.

— Siempre lista, ¿eh?

— ¡Hoy ustedes serán las víctimas! — Ella se rió brevemente.

Fueron hasta donde estaban los otros dos. Victoria no tuvo ni un segundo para pensar, inmediatamente fue aplastada en un abrazo de Zeta, quien la levantó y la hizo girar en el aire, haciéndola reír de felicidad y golpear sus hombros para bajarla.

— ¡Como te extraño, Zeta!

— ¡El dúo explosivo ha vuelto! — Zeta se rió, chocando los puños con su prima.

Charly salió de detrás de su batería con palillos en manos y la saludó con un abrazo. Casi irreconocible, con el pelo largo y ropa completamente diferente a lo que Victoria imaginaba, había cambiado mucho desde la escuela. Parecía más serio, centrado, un tipo muy agradable.

En pocos minutos y pocas palabras se sintieron completamente en sintonía, como si los cuatro hubieran nacido para ser uno solo con sus diferencias que se complementaban. Vicky notó que su presencia era muy amable, necesaria, como parte irreemplazable del cuarteto, "la cuarta soda stereo"; esto fue el combustible necesario para eternizar tan naturalmente el ensayo en fotos como si fuera la milésima vez que lo hacía... Por supuesto, su competencia también ayudó a obtener las mejores fotografías y no podía esperar para revelar los rollos. Antes de la primera canción, ella tomó una última foto de los tres juntos, que terminó siendo su favorita.

 Antes de la primera canción, ella tomó una última foto de los tres juntos, que terminó siendo su favorita

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Envenenara Mi SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora