18 | Lleno De Gente Rara.

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Kahori Okkotsu.

Mi llegada a la aldea fue catastrófica, la casa fue bañada en la preocupación de Ume, aún así, apenas tuve la mínima oportunidad, le pedí una cosa.

— Ume... ¿Me das tu mano?

Confundida, me tendió su mano con cuidado, y el agarré que Uzui había hecho conmigo alguna vez lo replique con ella.

Sus ojos me observaron sorprendida, procesando lo que está sucediendo, pero en lugar de alejarse, se aferró a mi abrazándome.

— ¿Dónde aprendiste eso, cariño? — susurró en mi oído acariciando mi cabello.

— Dos personas de Okkotsu... Nos están buscando. — susurré en un hilo de voz. Pude sentir como su cuerpo se sentó bajo mis brazos, y poco a poco soltó mi manos.

— Esas son buenas noticias. — artículo con una sonrisa de felicidad en sus labios que me tomó por sorpresa. Podía notar un brillo sobre sus ojos que permaneció ahí.

Más no podía sentir la misma devoción que ella, seguía preocupada.

— Necesito hacerme más fuerte, ésto no se puede repetir, por favor. — susurré con desesperación sin alejarme de ella. — Uzui me dijo que tenías los pergaminos de Tomoe, enseñame todo lo que sepas. — le suplique sujetando sus manos con fuerza.

— Kahori, no puedo ponerte en riesgo... — artículo preocupada. — Nos iremos juntas mi niña, ¿No lo ves? No tendremos que estar más aquí...

Más yo no lo veía. No quería irme de aquí. Esta aldea era todo lo que conocía y esa el lugar de descanso de mi hermano. — No quiero irme.

Ume me observó en shock, negando con la cabeza. Probablemente porque no podía concebir la idea de que yo quisiera estar en un lugar tan horrible como ella veía.

— Déjame aquí, quiero estar aquí.

— No. — declaró sujetando mis hombros con frustración. Se inclinó un poco en mi dirección. — Ellos van a lastimarte, mira lo que pasó cuando yo no estuve para...

— ¡Entonces enséñame! — la interrumpí desesperada. — Entrename hasta que no te quede duda que cuando ya no estés aquí yo estaré bien.

Sus ojos negros me veían entristecida, negaba de forma inconciente, aún así, yo suplique.

Por favor, mamá.

— Bien...

Los días pasaron. Observé una versión de mi misma que al principio no reconocí, pero que si me recordaba a Sasuke.

Me sentía algo desplazada en realidad, después de lo que sucedió en la segunda noche de la última misión me siento más avergonzada a si alrededor.

— Dijiste que iríamos a comer. — le recriminé, cruzándome de piernas. Mirándolo con atención. Una paleta descansaba en mi labios, no siendo suficiente para sustituir un buen desayuno.

Había tomado su postura recostado contra el árbol. Tenía una fijación bastante curiosa con hacerlo.

— ¿Cómo es que no sentí tu chakra? — cuestionó sorprendido, señalandome con su dedo de forma leve. En otras aldeas se saluda, se pregunta: "¿Cómo estás?" No sé, es mi opinión.

Me había vuelto un poco más rápida gracias a los entrenamientos de Ume, pero aún no lo suficiente.

— Estuve entrenando, si no me dejarás de lado lo sabrías. — exclamé mirándolo mal. Confundido, cambio su expresión a una extrañada.

Volviendo A Amar | Sasuke Uchiha | Canon × OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora