Alec
Esa pregunta, está en mis oídos todos los días. Si no es Umbra quien la hace, es Calisto.
Todos los días estoy intentando evitar a uno e intentando hablar con el otro. Pero al parecer las cosas están invertidas.
"¿Porqué estás aquí Alec?" fue la primera palabra que me dijo mi hermana tras reencontrarnos, no un " ¿Dónde estabas?" o un "¿Como te ha ido?". Todos han cambiado, todo ha cambiado, y no me gusta.
Aunque he de decir que si yo no hubiera hecho lo que hice podría haber evitado todo, pero no, decidí mentir, y mucho. Me da pena seguir haciendo lo mismo, y con mi propia hermana.
Vamos, ni un niño se creería lo de " Yo no trabajo para la Space3", ¿Qué voy a hacer aquí si no?
No vengo a salvar a nadie, ni mucho menos. Yo vengo a cumplir mi misión, para salvar este mundo.
Estaba en el instituto al que una vez asistí, caminando por sus pasillos buscando un lugar tranquilo.
-Biblioteca- Leí en un cartel- Bueno, no tengo nada mejor que hacer.
Entré y me encontré con alguien, alguien a quien no esperaría ver con niños: Calisto.
Estaba sentado en una masa con una niña pelirroja, la estaba leyendo un cuento. Claramente el estaba con su disfraz, pero yo conociéndole, le reconocí enseguida.
- ¿Conque el gran Cal...- Iba a seguir, pero una mirada asesina de este me hizo callar- Oh, vamos, no me digas, solo iba a decir que no te veía con pinta de cuidar a unos niños.
- General Lavender- La chica habló con Cal- ¿Conoce a este hombre?
- No, Abby- Calisto respondió con un tono en el que no había respondido nunca a nadie, un tono cariñoso- Espérame aquí, voy a hablar con el.
La chica asintió y siguió leyendo el libro.
Salimos de la biblioteca y entramos a una sala vacía, el se quitó el disfraz y me miró enfadado.
- ¿Qué haces aquí Alec?- Calisto estaba enfadado- No creo que te hayan llamado del cuartel.
- Oh, madre mía Cal- Dije en una sonrisa- Como es que tratas así a uno de los elegidos...
-¡Tu ya no eres un elegido!- Calisto me agarró del cuello de la camisa- Si tienes esa marca en el cuello en vez del collar es una prueba de que estabas en esclavitud de el...
- ¡No me llames esclavo!- Exclamé, el había tocado mi punto sensible- ¡Tu sigues llevando el collar, incluso fuera de ahí!
Le estampé en la pared y le pegué un puñetazo que esquivó activando su habilidad: Transparencia. Era un tramposo.
Empezamos a pelear cuando escuchamos una voz en el pasillo
- ¿Todo bien General Lavender?- La voz de esa niña sonó. Calisto se distrajo un momento y saqué algo de mi bolsillo, una baraja de cartas
Calisto miraba la puerta aterrado, me intentó quitar la baraja pero yo le detuve, saqué una carta y abrí la puerta.
La chica nos miró aterrado, pude notar como en un instante Calisto creaba un campo de ocultación para que nadie mas viera esto, supuse lo que quería hacer: Proteger a la niña. Usé la carta tirándosela a la niña directa al pecho y...
Calisto se interpuso entre los dos, la niña lo miró aterrado, sin saber porque un desconocido la había salvado, Calisto no murió, la carta solo era mortal para personas normales.
El me lanzó un ataque que nunca había visto y le paso un poco de ese liquido viscoso azul a la niña, para borrarla los recuerdos de los últimos cinco minutos, su segunda habilidad: Liquido neuronal.
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Diario de un apocalipsis
Science FictionKayla es una chica de 13 años, un día tranquilo en su instituto empieza a llover fuera, pero no es lo que parece.