Miércoles 6 de septiembre, 19:37 pm.
Entrando a la cocina, estaban Charlie y Eva, ella estaba apoyada en su hombro, ¿con el permiso de quién Charlie le hace mimitos en el pelo?
Con el permiso de ella.
Al acercarme pude ver los ojos llorosos de Eva.
—Eva, ¿qué pasa?
—Nada —respondió saliendo de la cocina.
Clavé mis ojos en Charlie.
—No me mires como si le hubiera hecho algo, lleva tu mirada de macho alfa a otro lugar. Eva está en sus días.
—¿Días de qué? —pregunté confundido.
Puso los ojos en blanco.
—Está menstruando, Jase.
—Oh.
—Será mejor que la dejes sola.
—¿Cómo puedo ayudarla en eso?
—¿No escuchas lo que acabo de decir? —reprochó frunciendo el ceño.
—No, ¿cómo puedo hacer que se sienta mejor?
—Llevale chocolate, una manta, o no. No sé cómo es Eva, ella es rara. Ya sabes, no soporta a nadie.
—Pero estaba apoyada en tu hombro, seguro querrá que la abrace.
—Escucha, tengo tres hermanas y muchas amigas. Sé de lo que te hablo, no quieren a hombres cerca —advirtió.
—Tú eres hombre y se quedó contigo.
—Cariño, yo soy gay. Mujeres y gays son lo mismo. No me ve como un hombre el cual pueda lastimarla.
—¿Tú crees que algún día confiará en mí?
—Solo dale su tiempo, Jase. ¿Recuerdas que tú tampoco confiaba en mujeres? Mírate ahora, estás loco por una, haciendo todo para que ella vea que eres bueno.
—Espero que lo vea —sonreí.
—Lo hará.
Fuí al mercado a comprar el chocolate para Eva, traje de todos los colores, tamaños y sabores, rogando que le guste al menos uno. Le compré una manta calentita que tenía un dibujo enorme de una de las princesas, con su rana en el hombro o lo que sea. También le compré un peluche de una jirafa. Me dirigí a la habitación. Toqué la puerta esperando que me respondiera o que me abriera, pero es Eva, claro que no lo iba a hacer. Entonces decidí entrar sin esperar respuesta, estaba acostada en la cama como un bicho bolita, supuse que debía ser una buena posición para los dolores. Me acerqué a ella sentándome en la punta de la cama.
—Eva.
—Andate.
Eso me lo esperaba.
—Te he comprado cosas, mira —dije apoyando las cosas en la cama.
—¿Compraste chocolate? —preguntó aún acostada.
—Sí.
—¿Todos son para mi? —preguntó sentándose en la cama.
—¿Para quién más?
—¿Qué es eso? —señaló la manta.
—Una mantita para ti, mira es de la rubia que te gusta —respondí enseñandola.
Sus ojos se iluminaron.
»¿Te gusta?
—Sí, mucho. Todo lo que sea de enredados me va a encantar.
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El camino hacia ti...
Teen FictionEva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la inesperada ayuda de Eva. Al descubrir que ambos trabajaran juntos, sus personalidades opuestas choca...