Domingo 3 de septiembre, 14:17 pm.
Abrí los ojos cuando noté que ya no tenía circulación. Eva dormía plácidamente arriba de mi brazo. La forma en la que está toda acurrucada y tan cerca de mí, me hace no querer sacar mi brazo. Me quedé mirándola, cuando empezó a moverse y respirar más fuerte, sentía su naríz moviéndose contra mi brazo, también había apoyado su manito como si hubiera tomado mi brazo de almohada. Poco a poco fue abriendo sus ojos, esto es un espectáculo que podría ver el resto de mis días.
—Buenos días, dormilona.
Ella me miró con su mala cara de siempre.
La cara del amor...
Sacó su mano de mi brazo y empezó a refregarse los ojos. Levantó la cabeza, liberando mi brazo, ya morado.
—Tengo hambre —dice mirándome, como si fuera su chef personal.
—Bajemos a desayunar.
—¿Lo harás vos? —me preguntó con voz de dormida.
—¿Qué gano si preparo el desayuno?
Lo consideró un momento.
—¿Qué te parece si te doy esa cita que nos quedó pendiente?
Maldita. Sabe cómo hacer que ceda.
—Prepárate para el mejor desayuno de tu vida —dije saliendo de la cama rápidamente.
Ella me dedicó una sonrisa y se volvió a acomodar en la cama.
»No vuelvas a dormir, eh.
—Se —balbuceó echándome con la mano.
Salí de mi habitación, baje velozmente las escaleras y entré al cuartito de la comida.
—Buenas tardes —habló Dean que estaba con Katy en la cocina.
—Hola —contesté poniendo el pan a tostar y comencé a exprimir las naranjas.
—¿Por qué las prisas? —preguntó Katy.
—Le prepararé el desayuno a Eva.
—Te has vuelto todo un romántico —bromeó Dean.
—Siempre lo he sido.
—Anoche te vi bailando con ella. ¿Pasó algo después? —preguntó Katy con una sonrisita.
—No mucho, la verdad. Pero volvimos a dormir juntos —conté poniendo mermelada a las tostadas.
—Cuenta, cuenta. ¿Has confirmado lo del insomnio?
—¿Confirmar qué? —indaga Dean.
—Jase cree que dormir con Eva hace que no tenga insomnio —explicó Katy.
—Vaya, sí que estás enamorado —dijo riendo.
—Al principio nos quedamos hablando un momento, luego ella se quedó dormida primero. Después de eso estuve unos minutos mirándola y lo hice, me dormí.
—Me alegra oír eso. Se ve que provoca muchas cosas en ti, además de quitarte el insomnio —dice Katy acariciándome la espalda—. Me gusta ver a este Jase enamorado.
—¿Qué harás mañana, Jase? ¿Regalarle un peluche gigante? —se burló Dean.
—No es mala idea —bromeé dejando el café en la barra.
Eva apareció en la cocina con su camiseta larga hasta las rodillas y su hermosa cara de sueño.
—Hola —saludó.
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El camino hacia ti...
Novela JuvenilEva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la inesperada ayuda de Eva. Al descubrir que ambos trabajaran juntos, sus personalidades opuestas choca...