—¿JJ, Samantha? —alguien suelta a pocos metros del muelle donde la kook y yo reposabamos, y compartimos un momento inimaginable, yo pensé que algo podía llegar a pasar entre nosotros dos, pero una vez más, malinterprete las cosas.
Me desprendo de ella, retirando mi mano de su mejilla con un suspiro, dejando escapar una mezcla de confusión y decepción. Cierro los ojos brevemente, tratando de procesar lo que acaba de suceder. Al abrirlos, giró la cabeza y mi mirada se encontró con la de Pope Heyward, mi mejor amigo. Sé que está profundamente enamorado de la chica que está a mi lado. Lo veo conteniendo las lágrimas, inmóvil, con la mirada clavada en nosotros.
Observo a Samantha, pero ella no me devolvió la mirada. En cambio, sus ojos están llenos de angustia mientras dirige su atención hacia Pope. Resoplo con cierta indignación ante la situación. Entonces, ella se levanta y mis ojos la siguen mientras se aleja. Sé que va a hablar con Heyward. Nuestros ojos se encuentran por un instante antes de que se aleje hacia él.
Permanezco en la misma posición, apoyando mis brazos sobre la baranda de madera a mi altura. Me preparo para presenciar la escena que está a punto de desarrollarse frente a mí.
Mientras la kook se acerca a Pope con un paso agitado, reflexiono sobre lo ingenuo que fui al lanzarme sobre ella de esa manera. Fui delicado, más delicado de lo que jamás había sido antes, pero no era el momento adecuado. Me dejé llevar, no sé por qué. Ella ni siquiera me gusta, al menos no de esa manera (o al menos eso es lo que creo). Quizás simplemente sentí compasión por ella y empatía por su situación.
En un abrir y cerrar de ojos, Samantha ya estaba frente al moreno, aferrada a una de sus manos, explicándole algo que lamentablemente no llegué a escuchar. Pope la mira como si hubiera cometido un crimen. No sabía que él pudiera ser tan celoso, y mucho menos por una chica a la que conoce desde hace apenas unas 2 semanas.
Observo toda la situación con cierta incomodidad. El pantano nos separa, con aproximadamente 5 metros de distancia, mientras que un puente de madera desgastada nos une. Me distraigo por un momento, y cuando vuelvo la vista hacia ellos, ya están compartiendo un beso. No voy a decir que eso me hace sentir mal, porque estaría mintiendo. Más bien, me hace sentir lástima, tanto por Samantha, ya que siento que Pope no es el chico adecuado para ella, como por Pope, por estar saliendo con un tremendo problema.
Me levanto del muelle y camino por el puente. Ya no hay nada más que ver, solo un beso sin sentimiento. Paso junto a ellos, y la mirada de Samantha se clava en mi espalda como un puñal. No es buena disimulando, eso está claro.
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𝐒𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐇𝐀𝐒𝐓𝐎𝐍𝐄𝐒
Algo dentro de mí me impulsó a besar a Pope, aunque sin dudas no fue amor lo que sentí en ese momento. ¿Qué habrá sido entonces? No lo sé con certeza, solo sé que no logro encontrar consuelo en mis acciones. Cuando él me dijo que me amaba, me vi enfrentada a una encrucijada. Rechazarlo no era una opción viable, y la idea de mentir con una palabra tan significativa me resultaba insoportable. Por eso, opté por lo que parecía ser la mejor alternativa en ese momento: besarle.
