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𓂃 ࣪˖ ִֶָ 𓈈 ⌗ 𝐒𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐇𝐀 𝐒𝐓𝐎𝐍𝐄𝐒 ❀
Me siento en el sillón del porche, extiendo mis piernas pero no recuesto mi espalda. No pienso en absolutamente nada, mi mente está completamente en blanco.
Alguien levanta mis piernas gentilmente con sus manos, y las vuelve a apoyar sobre su falda, era Pope. Todavía tenemos una conversación pendiente, y para ser sinceros no me siento cómoda, así que rápidamente me acomodo, bajando mis piernas.
—Pope —suelto, la primera vez que hablamos lo deje pasar, pero ya pasaron días y sigo sin encontrar lo que hace falta en nuestra relación.
Y eso se me hace súper extraño, Pope es todo lo que esta bien; es dulce, buena persona, considerado, tierno, el lo es todo, pero no lo es todo para mi.
El me mira, instantáneamente detecta mi tono de voz, sabe que algo anda mal.
—¿Vas a dejarme? —me pregunta. Dudo unos segundos, muerdo mi lengua, pero no importo, mi cabeza asintió sin que yo se lo ordenara —¿Que hice mal?
Lo miro sintiéndome culpable, el no hizo nada malo, el problema acá soy yo.
—No hiciste nada, créeme, simplemente no funcionamos, y esta relación no le hace bien a ninguno de los dos —le aclaro manteniendo un tono firme pero tranquilo —Eso no significa que yo no te quiera, Pope, y tampoco que no me parezcas una persona increíble.
El mira hacía el frente, dejando caer un par de lagrimas. Merezco el premio Nobel a mejor persona del año sin duda alguna.
—Lo sé.
Pope se levanta y se va por la puerta principal, espero que vaya a su casa y no a hacer algo de lo que se pueda llegar a arrepentir luego.
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Necesitaba despejarme, así que volví a Figure Eight pero solamente a caminar, amo las calles, son hermosas.
Paso por la casa de los Carrera, y da la casualidad que Kiara estaba saliendo por el protón, pero es más que claro que ni bien me ve, se mete nuevamente.
