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𓂃 ࣪˖ ִֶָ 𓈈 ⌗ 𝐒𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐇𝐀 𝐒𝐓𝐎𝐍𝐄𝐒 ❀
De alguna manera u otra, termine durmiendo plácidamente en mi cama, como si nada hubiese pasado, cosa que no era así. Hablando de otra cosa, la resaca me está pegando fuerte, tengo la cabeza partida a la mitad, como si miles de martillos estuviesen pegándome con sintonía.
Tengo la mala suerte de no acordarme de nada de lo qué pasó ayer de noche, quizás es porque sigo borracha o algo por el estilo. Solo recuerdo lo libre que me sentí en ese momento, el viento pegando sobre mi rostro con una linda potencia, haciéndome sentir poderosa, y como si yo fuera la única persona en el mundo, al menos por un instante.
Me levante de la cama, tengo necesidad de lavarme la cara. Con cuidado de no tropezarme, abro la canilla y siento el agua fría chocar violentamente contra mis dedos calientes, lo que me hace despertar de manera repentina, no estaba lista para eso.
Levanté la vista, permitiendo el contacto visual con mis propios ojos, marrones como la tierra, de un momento a otro, un recuerdo de la fiesta se apodera de mi mente.
Obviamente tiene que ver con JJ, su cara de decepción y traición cuando me vió... besándome con Rafe. Jamás voy a perdonarme por eso, fui tan estúpida. No puedo evitar imaginarme si hubiese sido al revés, imaginarme a JJ besando a una chica a la cual los dos odiamos, frente de todo el mundo, frente mío. Mi corazón se hubiese partido en más de mil pedazos, tal cómo el de él.
También recuerdo cómo el me humilló, no tenía necesidad de hacer eso, el sabe que yo conozco a la perfección a cada una de esas personas, y que en el mundo de los Kooks me siento bajo un microscopio. Observada por todos, mientras buscan imperfecciones en mi.
Pestañeo un par de veces, quiero sacarme esas imágenes de la cabeza, quiero distraerme, se que el surf me va a ayudar. El problema es que no se como voy a hacer para salir de mi casa, como voy a atravesar esa puerta sin cruzarme al intendente, él cual debe tirar humo por las orejas.
Me cambio la ropa, a algo veraniego, y debajo una bikini para poder sumergirme al mar con comodidad.
Abro la puerta de mi cuarto con el corazón en la boca, James es tan psicópata que es capaz de esperarme frente a la puerta con una sonrisa y el desayuno. Siento miedo de cruzarme con su cara, de tener que enfrentarme a él.
—¡Ella merece un castigo, uno serio! —grita esa voz espeluznante que antes vivía escondida, ahora esta más viva que nunca.
Asomo mi cabeza por la escalera, no logro ver nada hacía el piso de abajo. Igualmente no me hace falta, se con exactitud que se refiere a mi.
—Concuerdo, pero déjame a mi hablar con ella, James. —le dice mamá con un tono cálido.
—¡Por supuesto que no! —cómo de costumbre, papá respondiendo a los gritos —Tu no vas a ser dura con ella, y ya está bastante malcriada cómo para aumentarle las malas mañanas. —suelta.
