—¡Acelerará, JJ! —me gritó asustado el moreno en el asiento del acompañante, mientras huíamos de las sirenas de la policía, lastimosamente dejábamos atrás a John B y a Kie pero, bueno.
—Tranquilo, ya estamos lejos, ¿a dónde tan apurado? —cuestioné bajando un poco la guarida.
—A darle clases a Samantha —soltó como si fuera semejante logró, aún así, mi mirada cambió y un poco me molesté.
—Uy, entonces deja que ponga primera —bromeé bajando el ritmo del motor a propósito.
El viajé continuó de manera silenciosa e incómoda, Pope seguía practicando para su beca mientras que yo me replanteaba mi repentino enojo al escuchar el nombre de Samantha salir por la boca de Pope.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐒𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐇𝐀 𝐒𝐓𝐎𝐍𝐄𝐒
Caminé hasta la casa de Topper, dónde Sarah me comentó que estaría durante las próximas horas, y no me importaba arruinarles el momento a ambos, lo mío era importante, y ahora me quedaban pocas horas antes del primer paso, comenzar a hablar con Pope. Llegué y toqué el timbre de la casa de madera blanca, parecida a la mía, un tanto más pequeña, pero linda en fin. La mamá de Top abrió la puerta e inmediatamente me abrazó, ella si es como una tía para mi, recuerdo haber pasado todas mis tardes aquí cuando era pequeña y estaba aburrida.
—¡Sami!
—¡Cynthia!
Amabas sonreímos y ella me sonrió de arriba a abajo —Dios, mírate, estas bellísima y enorme, ¿en que momento has crecido tanto? —la mujer me corrió los mechones de la cara, de la misma manera que mi mamá lo hace.
—No lo sé, pero te extrañé, debo venir a tu casa más seguido —ella asintió y algo dudosa al escuchar pasos miro hacía atrás, estaba Sarah junto a Topper.
—Oh, supongo que es a ella a quien has venido a ver, ¿cierto? —asentí y ella también.
—Si, Sarah, tenemos que hablar, será solo un segundo —le informé, Topper asintió y Sarah salió por la puerta, la misma que él rubio cerró quedándose del lado de adentro.
Ambas nos sentamos en unos bancos que estaban a la entrada de la casa, suspiré, miré la hora, e hice de todo para evitar comenzar a hablar, no se porque, pero no me salía.
—Bueno, que es lo tan urgente que tenías para decirme, Sam —la rubia estaba expectante, y algo seria, no quiero que piense que solamente la llamo cuando necesito descargarme o algo así, quiero que entienda que ella es mi mejor amiga y si le cuento todo lo que cuento es porque es mi fuente de confianza y porque se que me va a entender como nadie.
—Tengo un plan
Ella alzó las cejas y entrecerró los ojos —¿Plan? —soltó algo asombrada, acomodando su cabellera rubia para que no interfiriera su visión.
