capitulo 2

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Alan caminaba cabizbajo de vuelta a su manada,el sol empezó a cubrir su rostro pero alan no le dio importancia se sentía cada vez más cansado y decaído.

Al llegar a la aldea, Alan se dirigió a su pequeña cabaña y se dejó caer sobre la cama, exhausto. El sueño lo venció rápidamente, pero su descanso fue turbulento y plagado de pesadillas.

Al despertar, Alan se sentía aún más desanimado. Se levantó y se dirigió a la mesa para realizar sus tareas diarias, con la mente nublada y el corazón apesadumbrado. De repente, un golpe en la puerta lo sobresaltó.

Al abrir la puerta, Alan se encontró con su amigo Wilk, un joven de sonrisa amplia.

-"¡Alan! Me alegra verte," dijo Wilk con entusiasmo. "¿Te encuentras bien? Te ves un poco pálido."

-Alan esbozó una sonrisa forzada. "Estoy bien, Wilk," mintió. "Solo un poco cansado."

-Wilk lo miró con preocupación. "Si tu lo dices?, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, ¿verdad?"

-Alan asintió con gratitud. "Lo sé, Wilk. Gracias."

No quería aterrorizar a su amigo, Alan decidió no contarle lo que había sucedido.Guardó el secreto en su corazón, cargando con el peso de la duda.

Alan y Wilk se pusieron manos a la obra con sus deberes. Alan se encargó de labrar los campos, mientras que Wilk recolectaba frutas y hierbas frescas. A pesar de la pesadumbre que lo agobiaba, Alan encontró consuelo en la rutina del trabajo, en el contacto con la tierra y la naturaleza.

Mientras trabajaban, conversaban en voz baja, compartiendo historias y risas. La presencia de Wilk era un bálsamo para el alma de Alan, un recordatorio de la amistad y la bondad que tenía su amigo.

El día transcurrió con tranquilidad. Alan y Wilk se ayudaron mutuamente en sus tareas, riendo y bromeando como siempre. A pesar de la oscuridad que se cernía sobre ellos, la compañía del otro les brindaba un poco de luz y esperanza.

Al caer la noche, se sentaron junto a una fogata, compartiendo una frugal cena. Las estrellas brillaban en el cielo, y el viento susurraba entre las hojas de los árboles. Alan se sintió en paz por un momento, pero su paz se derrumbó al recordar a su luna,ya era tarde y aún seguía en la aldea.Alan se levantó de un brinco algo nervioso,wilk solo lo miro con rareza.

-¿Que pasa alan? ¿estas bien?

-ah? si-si no pasa nada,solo que es muy tarde y-y creo que voy a ir a descansar  Alan se notaba nervioso.

-esta bien?, creo que me quedaré un rato más aquí

Alan no termino siquiera de escuchar a wilk y se fue corriendo, se adentro al bosque lo más rápido que pudo,llegó al lugar donde siempre se encontraba con la luna,pero no estaba ahí,alan estaba confundido,miraba hacia todos lados buscando su preciada luna pero por mas que buscaba no la encontró, la desesperación lo inundó caminaba de un lado a otro y sus ojos estaban fuera de órbita finalmente cayó de rodillas al suelo,no podía evitar la frustración de no encontrar a la luna.

-L-LUNA!!...m-mi luna donde estas. Alan agarraba su cabeza en forma de frustración mientras llamaba a la luna falsa.

Una luz alumbró el rostro de alan, al darse cuenta se alegró de ver a la luna, pero algo le pasaba a la luna, tenia ese "semblante" mas serio de lo normal.

- Mi luna,perdoname por no llegar a tiempo esqu-

-Era mas importante ese lobito....no es asi ?

Alan se quedó perplejo por las palabras de la luna, a que se refiere?

-No entiendo mi luna, ¿se refiere wilk?, solo perdi la nocion del tiempo....enserio lo siento mi luna

La luna observaba a Alan con una mezcla de emociones que para él eran desconocidas. Por un lado, se alegraba de que lo hubiera elegido a él. Pero por otro lado, una punzada de celos le apretaba el corazón. No le gustaba la idea de que Alan compartiera su tiempo y atención con otro ser, especialmente con un lobo como Wilk.

La luna sabía que era un sentimiento irracional. Alan era libre de hacer lo que quisiera en ese sentido, y él no tenía derecho a controlarlo. Pero no podía evitar sentir que Wilk era una amenaza para su relación con Alan.

La luna lo miró en silencio durante un largo minuto, sus ojos escrujaban lo más profundo de su alma.

-Wilk es importante para ti, Alan - dijo finalmente la luna con una voz más suave, pero no menos grave. - Pero no debes olvidar que yo también soy importante,hiciste una promesa que no puedes romper.

Alan bajó la cabeza, abrumado por la culpa. Sabía que la luna tenía razón. No debía haberla hecho esperar.

-Lo siento mi luna, no volverá a ocurrir - prometió Alan con voz firme.

La luna asintió con la cabeza, su semblante se suavizó un poco.

-Te creo - dijo el. - Pero recuerda, siempre debes tenerme en cuenta. Soy tu luna.

Alan levantó la vista y sonrió a la luna. Su rostro se iluminó con la luz plateada que la bañaba.

-Gracias mi luna - dijo Alan con voz llena de agradecimiento. - Nunca te olvidaré,después de todo tu eres mi amada luna.

La luna le devolvió la sonrisa, y juntos, en silencio, contemplaron la belleza de la noche.



La maldición de la luna falsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora