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La diosa y el Sol Falso se encontraban en el corazón del templo, sus miradas perdidas en las llamas danzantes de la magia del hogar sagrado. Un pesado silencio reinaba entre ellos, interrumpido solo por el crepitar de las ondas mágicas y el susurro del viento que se colaba por las grietas de las antiguas piedras.

Hermana, últimamente se han intensificado los disturbios en el Abismo— comenzó el Sol Falso, su voz grave y preocupada—. Las criaturas están más inquietas, hay más disputas y... temo que han empezado a destruirse unas a otras.

La diosa frunció el ceño. El Abismo siempre había sido un lugar oscuro y peligroso, controlado por su hermano, la Luna Falsa. Sabía que las tensiones en ese reino subterráneo podrían tener graves consecuencias para los demás.

Y ¿qué hay de nuestro hermano? ¿Ha habido algún informe de él? — preguntó la diosa, con una pizca de esperanza en su voz.

El Sol Falso negó con la cabeza. —No hemos recibido noticias suyas desde hace tiempo. Temo que las situación en el abismo lo esté afectando más de lo que imaginamos.

La diosa miró a su hermano mayor con preocupación,contempló el lugar y suspiro.

—Debemos ir al Abismo — dijo finalmente—. Tenemos que hablar con él y arreglar todo este.

El Sol Falsa la miró sorprendido. —¿Estás segura? Es un lugar peligroso, no somos bien recibidos ahí y la situación es muy inestable.

No hay otra opción — respondió la diosa—. Si no hacemos algo, las consecuencias podrían escalar a peor.

—El sol suspiro pesadamente— Como tu digas, debemos estar ahí lo más pronto posible....

Asi es, reunire lo necesario para partir

Y así, la diosa y el Sol Falso emprendieron un peligroso viaje hacia el Abismo. Descendieron de los aposentos del palacio hal oscuro lugar.

El descenso al Abismo fue una prueba agotadora para los dos hermanos. La oscuridad era abrumadora, y la presión de las profundidades los oprimía. A cada paso, la temperatura descendía y la humedad se hacía más intensa, creando una atmósfera opresiva que parecía absorber todo sonido. A pesar de las dificultades, ambos se mantuvieron firmes, impulsados por la urgencia de la situación.

Al fin, llegaron a las puertas del reino abisal, y a su espera un colosal arco de rocas de obsidiana que se erguía imponente en medio de un paisaje desolado. Las criaturas que deambulaban el lugar se apartaron respetuosamente al reconocer a los dos astros, permitiendo su entrada.

Al final de un largo recorrido, encontraron a la Luna Falsa contemplando el vacío envuelto en las sombras. Su rostro, normalmente pálido y neutro, estaba ahora surcado por profundas grietas y sus ojos radiando desolación con una intensidad inquietante.

Hermanos— dijo la Luna Falsa con voz ronca—, no esperaba verlos aquí. ¿Qué los trae a este lugar?

El Sol Falsa se adelantó un paso. —Hermano, hemos venido a hablar contigo. La situación en el Abismo se ha vuelto insostenible. Las criaturas están al borde de. ...

Lo sé— interrumpió la Luna Falsa, su voz llena de amargura—. He estado intentando mantenerlos a raya, pero parece que no entienden los límites y me llevan a medidas extremas.

La diosa intervino. —Hermano, sabemos que estás pasando por un momento difícil. Pero no podemos permitir que esta situación continúe,y se supone que deberíamos poner el ejemplo antes que nada.

 La Luna Falsa la miró fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de tristeza y rabia. —¿Una solución? ¿Y cuál sería esa solución, hermana? ¿Acaso piensas que puedes venir aquí, con tus palabras dulces y tu falsa compasión, y arreglar todo lo que yo he arruinado?

La diosa se mantuvo firme. —No he venido a juzgarte, hermano. He venido a ofrecerte ayuda.

 Una larga pausa se produjo mientras los tres hermanos se miraban fijamente. La tensión era palpable en el aire. Finalmente, la Luna Falsa suspiró profundamente.

Muy bien— dijo por fin—. Escucharé vuestra propuesta. Pero tened en cuenta que no será fácil lidiar con estos seres impostores. 

Y así, los tres hermanos se reunieron para discutir los problemas del Abismo. Las sombras se arremolinaban a su alrededor, creando una atmósfera opresiva que parecía intensificar cada palabra. La Luna Falsa expuso su punto de vista, detallando los desafíos que enfrentaba para mantener el orden en su reino. El Sol Falsa y la diosa escucharon con atención, tratando de comprender las complejidades de la situación.

En medio de la discusión, una figura pequeña y oscura se deslizó entre las sombras, escapando de la mirada de los tres hermanos. Era una criatura extraña, pequeña y ágil, con rasgos humanos distorsionados y un pelaje oscuro que cubría gran parte de su cuerpo. Al ser descubierta, la criatura intentó huir. Tanto el Sol Falsa como la diosa la percibieron al mismo tiempo.

¿Qué es eso?— preguntó el Sol Falso, señalando a la criatura.

La Luna Falsa suspiró. —Es una....bestia, un hombre lobo hizo un trato con alguna criatura de este lugar. Cuando murió, su espíritu quedó atrapado en esta forma.

¿Un hombre lobo?— exclamó la diosa. — No tendría que ver con alan......o si hermano?

La luna se quedó en un semblante neutro,observando a aquella bestia alejarse y perdiéndose en sus pensamientos.



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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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La maldición de la luna falsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora