Capítulo 30 El precio de la esperanza

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El grupo de rebeldes irrumpió en el templo, rompiendo la tranquilidad que reinaba. Alan reaccionó de inmediato, desenvainando una espada que su amado le había dado, enfrentándose con valentía a los intrusos.

-.¡Fuera de aquí!¡Este templo es nuestro hogar!

-.¡Silencio, perro! ¡Este templo ahora nos pertenece!

-.¡Atrapen al niño! ¡Llévenlo con los demas!

Alan se vio rodeado de rebeldes, pero no retrocedió ni un paso.protegiendo a Badrudeen con su propia vida.

La Luna Falsa, desde la distancia, sintió una punzada de dolor en su corazón. Sabía que Alan y Badrudeen estaban en peligro.

-.(En voz baja)-.No puedo seguir aquí. Debo regresar al templo.

-.Pero la batalla...

-.Lo sé, pero están en peligro. No puedo arriesgarme a perderlos.

-.Está bien. Vete. Yo me encargaré de aquí.

La Luna no lo dudó más. rápidamente se dirigio de regreso al templo.

Alan se vio rodeado, su cuerpo agotado por la lucha y el peso del niño. Los rebeldes, más numerosos y despiadados, lo acorralaban sin piedad. La desesperación se apoderó de él, lágrimas de impotencia y rabia brotaban de sus ojos.

-¡No permitiré que te lleves a mi hijo! ¡Badrudeen es mío!, gritó, blandiendo su espada con un último esfuerzo.

Pero la fuerza flaqueaba, los golpes se hacían más certeros. Un rebelde, con una daga en la mano, se lanzó hacia Badrudeen, con la intención de arrebatarselo de los brazos de Alan.

un grito resonó en el templo, un grito cargado de ira y determinación. La Luna Falsa, envuelta en un halo de luz plateada

-¡Aléjense de ellos!.

Una nueva batalla inicio entre la luna y los rebeldes,lucho con todo su coraje para proteger a su esposo e hijo,dándole tiempo a alan para escapar con badrudeen.

-¡Los atraparán! ¡No escaparán de nosotros!.-amenazaba el rebelde.

-¡Sobre mi cadáver!, respondió La Luna Falsa, su voz resonando con una determinación inquebrantable.

La batalla continuaba, el destino del templo y de Badrudeen colgaba de un hilo. Alan, exhausto pero decidido, corría lo más rápido que podía.En medio del caos y la oscuridad, un rayo de esperanza se abrió paso en el corazón de Alan. La Luna Falsa, como una guerrera celestial, luchaba con ferocidad inigualable, protegiendo a su familia con la fuerza de su amor. Cada golpe que propinaba era un acto de valentía, un escudo contra la desesperación.

Sin embargo, la esperanza era frágil, como una mariposa entre las garras de un huracán. Un rebelde, despiadado y corpulento, logró interceptar a Alan en su huida. La lucha fue feroz, un torbellino de acero y carne. Badrudeen, aferrado al cuello de Alan, lloraba desconsolado, presenciando la terrible danza de la violencia.

Mientras tanto, en el campo de batalla, la Diosa y el Sol, junto a sus tropas, habían logrado vencer a la mayoría del ejército enemigo y obligando a los otros a retroceder.

-. (Suspirando con alivio)-. La batalla ha sido dura, pero al parecer hemos logrado la victoria.

-.Asi es mi querida hermana,parece que al fin todo ha acabado.- Dijo el sol con una sonrisa de orgullo en su rostro.-

-.Debemos regresar al templo...tal vez nos necesiten..

La victoria era amarga, empañada por la incertidumbre del destino de Alan y Badrudeen. Con pasos apresurados, se dirigieron al templo, sus corazones latiendo con una mezcla de alivio y temor...........

Al llegar, la escena que los esperaba los golpeó con la fuerza de un trueno.

El rebelde yacía sin vida, víctima de la furia protectora de la Luna Falsa.... A su lado, el sostenía a Badrudeen, quien lloraba desconsolado, su pequeño rostro bañado en lágrimas. Y en el suelo, yacía Alan, inmóvil, con una herida mortal en el pecho.

Un silencio sepulcral se apoderó del templo. El dolor era palpable, una ola helada que los envolvía a todos. La Luna Falsa, con la voz rota por la pena, susurró:

-.Mi amor...-Se acercó a Alan, con cuidado acunó su cabeza en su regazo y le dio un beso en la frente-...Despierta...porfavor....alan..-murmuró, mientras las caprichosas lágrimas surcaban sus mejillas.

-. Alan...-La diosa se acercó negando lo que presenciaba.

La diosa y el Sol, presenciando la desgarradora escena, no pudieron contener las lágrimas. El templo, otrora un lugar de paz y armonía, ahora era un escenario de dolor y pérdida.

-.La Diosa, incapaz de contener el dolor, se arrodilla ante el cuerpo de su amigo.- No...no....por favor no.....alan....alan despierta.....por favor.....

La noche se cernía sobre el mundo, envolviendo al templo en una oscuridad que reflejaba la negrura del dolor que los embargaba. La esperanza, tan fugaz como un relámpago, se había disipado, dejando solo el eco de un amor truncado y un vacío irreparable.



El templo, otrora un faro de paz y sabiduría, ahora era un sepulcro de dolor. La Luna Falsa, la Diosa y el Sol se reunieron en el centro del santuario, sus rostros surcados por las lágrimas y la congoja. Entre sus manos sostenían un ataúd de madera tallada, donde yacía Alan, inerte y pálido.

-.La luna contemplaba a su amado con tristeza-. Alan... mi amado... no puedo creer que te hayas ido...

-. La diosa acariciaba el rostro de Alan-.Descansa en paz, amigo mío.....Tu valentía y tu amor serán recordados para siempre.

-.Tu espíritu vivirá en nuestros corazones, Alan. Nunca te olvidaremos.

Con pasos pesados y corazones oprimidos, se dirigieron hacia el mundo de los hombres...donde planeaban darle sepulcro a su amado amigo.

Finalmente llegaron a la colina donde Alan y la Luna Falsa se conocieron por primera vez. Era un lugar mágico, especial para ambos. Allí, ya hacia descansando alan..un buen amigo,un guerrero inquebrantable,un padre amoroso y el mejor esposo que podría pedir la luna...

-.La luna Falsa colocó una flor blanca sobre el ataúd-. Aquí te encontré, Alan, y aquí te despido.....Este lugar siempre será especial para mí, porque aquí nació nuestro amor.

-Tu alma encontrará la paz en este lugar sagrado, Alan.

-.El sol elevo su mirada hacia el cielo que apenas daba indicio a los primeros rayos de luz-. Que la luz de las estrellas te guíe en tu camino, amigo mío.

Con las últimas palabras pronunciadas, la tierra cubrió el cuerpo de Alan. El silencio se apoderó del lugar, roto solo por el sollozos.

La luna contemplaba a su amado y en medio de lágrimas le susurro-.Te amo, Bestia.....mi bestia.....Te amaré por siempre....

Los celestiales permanecieron allí hasta que el dia se aproximaba, velando el sueño eterno de Alan. En sus corazones, la llama del recuerdo y el amor por el héroe que había caído nunca se apagaría...


La maldición de la luna falsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora