Los meses siguientes transcurrieron con una calma reconfortante. La luna falsa se aproximaba a su regreso, marcando la pauta para el nacimiento del bebé. Alan, con la ayuda de la diosa y el sol, se preparaba para la llegada de su pequeño ser.
Cada día era una nueva aventura en la mágica dimensión. Alan aprendía a sentir los movimientos de su hijo, a interpretar sus pataditas y sus sutiles vibraciones. Era una conexión única, un lenguaje secreto que solo ellos podían comprender.
La diosa le enseñaba sobre las hierbas medicinales, sus propiedades y sus usos para el cuidado del bebé. Le instruía en los rituales ancestrales para protegerlo de cualquier mal y le transmitía sabiduría sobre la crianza y la educación.
El sol, por su parte, le brindaba su fuerza y su energía. Le enseñaba sobre la importancia de la luz y del calor en el desarrollo del niño, y le transmitía valores como la valentía, la determinación y la bondad.
Alan se sentía pleno y feliz. A pesar de la ausencia de Luna, la compañía de los dioses y la conexión con su hijo llenaban su corazón de una alegría inmensa.
Un día, mientras Alan se encontraba en el jardín meditando bajo la luz , sintió una vibración diferente en su vientre. Era más intensa, más constante. Se levantó de inmediato y corrió hacia la habitación donde la diosa y el sol lo esperaban.
-Creo que... creo que ya va a empezar -dijo Alan con la voz entrecortada por la emoción.
La diosa y el sol se miraron con complicidad. El momento tan esperado había llegado.
Un escalofrío recorrió la piel de Alan mientras una ola de contracciones lo invadía. La diosa y el sol se colocaron a su lado, brindándole apoyo y palabras de aliento.
-Respira profundo, Alan -dijo la diosa con voz serena-. Confía en tu cuerpo y en la fuerza que llevas dentro.
El sol acarició su rostro con una luz cálida y reconfortante.
-Este es un momento sagrado, Alan -dijo-. El nacimiento de tu hijo es un regalo del universo.
Las contracciones se intensificaban, cada una más fuerte que la anterior. Alan apretaba los dientes y se concentraba en su respiración, siguiendo las instrucciones de la diosa. En su mente, visualizaba el rostro de Luna, imaginando su aura radiante y su mirada llena de amor.
El tiempo pasaba y las horas se hacían eternas. El parto era más difícil de lo que Alan había imaginado. La diosa y el sol, preocupados por la salud de Alan y del bebé, redoblaron sus esfuerzos para ayudarlo.
La diosa le susurraba palabras de aliento al oído, transmitiendo su fuerza y su sabiduría. El sol, con su energía radiante, calentaba su cuerpo y le daba la vitalidad que necesitaba para continuar.
un grito desgarrador escapó de los labios de Alan. La última contracción había sido la más poderosa, y con ella, una nueva vida había llegado al mundo.
Un pequeño ser, con la piel blanca como la luna misma y los ojos cerrados, descansaba sobre el pecho de Alan. Era la viva imagen de su amada Luna.
-Bienvenido al mundo, mi pequeñito.
La diosa y el sol observaban la escena con una sonrisa en sus rostros, quien diria aquel pequeño les había robado el corazón..
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La maldición de la luna falsa
Roman d'amourEs una adaptación de la historia original Contendrá una trama diferente,habra personajes tanto de la serie original como de algunos "fanfics" Los personajes no me pertenecen a excepción de algunos,créditos a los autores originales de los personajes...