47. El héroe del Sol

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Aquel iba a ser mi primer día del período de prueba en el programa de Rebecca. Estaba tratando de hacerme un maquillaje que mostrara que aquello se me daba bien y que merecía un lugar en su equipo. Mi pequeño vecino observaba atento todos mis movimientos y me cuestionaba por cada producto que usaba.

—¿Y esto para qué sirve? —preguntó por quinta vez.

—Es iluminador, sirve para dar brillo a la cara.

—¡¿En serio?! ¡Yo quiero brillar! 

Marc estiró el brazo para coger el iluminador, pero antes de que pudiera hacerlo, me adelanté y lo agarré de un movimiento ágil, mi pequeño vecino soltó un quejido pidiéndome que se lo entregara.

Miré el producto y después a mi vecino, no podía dárselo, no podía. Aquel maquillaje era de buena calidad y estaba claro que Marc no sabía medir aún el valor de esas cosas, no podía permitir que pusiera sus descuidadas garras sobre él y lo destrozara.

—Si quieres yo te lo echo.

Mi propuesta pareció convencerle, arrastrándose por el suelo se acercó a mí y se colocó justo a mi lado. Sonriendo tomé un poco del producto con mi dedo anular y se lo esparcí con movimientos delicados por la zona alta de las mejillas y la punta de la nariz. Una vez finalicé, agarró de manera agresiva mi espejito y se miró expectante. Feliz comenzó a girar la cabeza para ver cómo el sol golpeaba contra el iluminador provocando un reflejo en su piel.

—¡Brillo! ¡Brillo de verdad! —exclamó.

De un salto se puso en pie y comenzó a jugar consigo mismo diciendo algo de que era un super héroe e iba a salvar a la ciudad con sus poderes del sol.

—¡Venga Evie, juega conmigo! —se quejó Marc acercándose a mí arrastrando los pies unos minutos después.

—¿Y quién soy yo? ¿La bella princesa a la que vas a rescatar?—le pregunté al niño.

Mi vecino me miró con el ceño fruncido, parecía estar cuestionándose si era lo suficientemente bella para ser princesa.

—No, tu eres la villana.

Auch.

—¿Una atractiva villana?

—Tú querías destruir el mundo con un poder de oscuridad, ¿vale? —me explicó ignorando mi cuestión, —y yo como vengo desde el sol te gano y salvo a todos.

—Bueno, pues esta villana tiene que terminar de prepararse primero para salir y destruir la faz de la tierra.

Tras decir eso me apliqué con cuidado el rímel bajo la atenta mirada del chico. Mientras yo acababa de decorar mi cara, mi pequeño vecino se puso a dar vueltas por la habitación gritando y haciendo ruidos, parecía estar luchando contra alguien invisible. Una vez hube terminado guardé todo mi maquillaje en el neceser y agarré a Coliflor.

—¡Tú! ¡Mocoso proveniente del sol! —exclamé llamando la atención de Marc mientras acariciaba a mi gata como haría cualquier villano, —¡voy a soltar a la bestia de la noche para que esparza el odio y la oscuridad por el mundo!

Tras decir eso solté a Coliflor, ella corrió a esconderse en su caja, estaba claro que no quería hacer ese papel. Ambos nos quedamos observando el cubículo de cartón un poco desconcertados.

—¡Ja! ¡Tu malvada bestia ha caído en mi trampa! ¡Has perdido!

—¿Tú crees?

Me puse en pie y pude ver como una pizca de cobardía aparecía en el rostro del niño debido a la diferencia de altura y mi mirada de villana. Di una zancada hacia Marc, él soltó un grito y comenzó a correr riendo.

Gracias estúpido universoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora