—¿Cómo le va a gustar Agatha? O sea, siendo sinceros la chica es guapa, pero su actitud...
Ambos se encogieron de hombros, tampoco encontraban sentido a los sentimientos de su amigo.
—Locos hay en todos lados —opinó el rubio.
Yo reí.
—Además se nota a kilómetros que ella está enamorada de Theo —añadí.
—¡¡A qué sí!! —exclamó Nico. —Dame mi dinero.
El pecoso extendió la mano con una sonrisa victoriosa hacia Erik, este le dio una fuerte palmada haciendo que Nico se quejara de dolor.
—No, no, no, la apuesta era si ella se declaraba, y aún no lo ha hecho —negó el rubio.
—Mentira. Pá-ga-me.
—Que. No.
Los dos comenzaron a pegarse collejas, cada una más fuerte que la anterior, yo me empecé a reír con fuerza.
—Os váis a quedar sin las pocas neuronas que tenéis —dije entre risas.
—¡Oye, vosotros! —nos llamó Theo. —¿Venís o qué?
Nos dirigimos hacia la pista que nos habían asignado mientras Nico y Erik no paraban de darse empujones.
—¿Qué os parece si competimos por grupos? Algo como tres contra tres.
Rápidamente el pecoso y el rubio me agarraron uno por cada brazo.
—¡Hecho! —exclamaron a la vez.
Theo se quedó perplejo ante nuestra repentina amistad, pero enseguida soltó una pequeña risa.
—Miedo me da este trio —se quejó. —Sois como el triángulo de las Bermudas.
Y así es como fui agrupada con dos idiotas.
La partida fue más divertida e intensa de lo que esperaba, si era cierto que las bolas eran muy pesadas, y a mí no se me daba muy bien lanzarlas, con suerte hice un semipleno.
Estábamos perdiendo por 11 puntos y solo faltaba un tiro, si Nico hacía pleno ganaríamos. Erik y yo nos agarramos de las manos impacientes, viendo cómo el pecoso cogía una bola.
—¡Tú puedes! —le animé.
—¡Cómo no lo consigas me como tú comida! —le amenazó el rubio.
Nico se giró con la bola en las manos, me miró con una sonrisa y me guiñó un ojo, en cambio a Erik le lanzó un exagerado beso, a lo que este reaccionó poniendo cara de asco.
—¡Deja de hacer el idiota y lanza! —le recriminó Theo impaciente.
Este obedeció y tiró con fuerza la bola, ansiosos seguimos su movimiento por la pista, era nuestra última oportunidad de ganar o, por lo menos, empatar.
Nico había sido el mejor jugador del grupo, por ello decimos que fuera él quien lanzará el tiro decisivo.
La bola llegaba al final de su trayecto, pero justo al final comenzó a desviarse, provocando que cayera a uno de los carriles de los lados.
No dió ni a un solo bolo.
Erik se llevó las manos a la cabeza mientras el otro equipo celebraba.
—Ups —dijo Nico rascándose la cabeza con una sonrisa nerviosa mientras se giraba a mirarnos.
—¡¿Cómo se puede ser tan malo?! —se quejó Erik cuando su amigo se acercó a nosotros.
Yo le dí unas palmaditas en la espalda.
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Gracias estúpido universo
Dla nastolatkówEvie pensó que su nueva vida sería tranquila. Creía que mudarse sola y empezar de cero sería la mejor solución para gestionar sus preocupaciones. Grave error. Según ella, el universo no paraba de mandarle problemas. Lo que no esperaba es que también...