Aparté la mirada y di varios pasos hacia atrás, Theo soltó una pequeña risa por mi reacción, se giró y se encaminó hacia la cama, con un movimiento rápido se metió bajo las sábanas y me observó sonriente.
—Ven a mis brazos, novia mía —habló haciéndome un gesto con las manos para que fuera hacía él.
Parpadeé varias veces sorprendida de que me llamara así mientras él me miraba expectante. Al final solté una risilla tonta que hasta a mí me fastidió, ignoré las ganas de pegarme una colleja, di dos grandes zancadas y me lancé a sus brazos, literalmente, provocando que soltara un quejido.
—¿Vas a volver a usarme de colchón? —me cuestionó burlón.
—Sí —afirmé.
Puse mi pierna encima suya y coloqué mi brazo sobre su abdomen, sonriendo me acurruqué abrazada a su cuerpo.
—Buenas noches almohada parlante.
Theo estiró el brazo que estaba por debajo de mi cuello y apagó la luz de la lámpara que reposaba sobre la mesilla, ya a oscuras noté como colocaba su mano sobre mi hombro.
—Buenas noches flor.
Noté como su cuerpo se inclinaba, sin previo aviso me dio un pequeño beso, no fue muy acertado debido a la nula visión, de hecho casi me besó la nariz en vez de la boca.
—Era la otra mitad del medio beso —me aclaró en un susurro.
—Eres un idiota —le insulté riendo.
Lentamente y gracias al sube y baja de su pecho me quedé dormida.
Me desperté un poco desorientada y deshidratada, todo estaba a oscuras, palpé un poco la cama con la mano, mi almohada, alias Theo, no estaba en la cama.
Me extrañó un poco pero no le di mucha importancia, quizás había ido al baño. Me senté en el borde de la cama estirando mi cuerpo, agarré mi móvil y miré la hora, las 2:47.
Ayudándome de la luz de la pantalla abandoné la habitación y me dirigí a la cocina, una vez allí tomé un vaso, lo llené de agua y bebí.
Se sintió tan bien notar el líquido transparente limpiar mi boca y garganta con su paso.
Volviendo a la habitación escuché unas voces distantes, provenían de las escaleras que bajaban a la floristería, intrigada me acerqué de puntillas.
¿Quién estaría charlando a estas horas? ¿Sería Theo?
Abrí la puerta y bajé un par de escalones, las luces estaban apagadas por lo que no me verían y gracias al eco pude escuchar qué estaba pasando.
Por la distancia desde la que se oían las voces supuse que estaban en la parte externa de la tienda, donde se encuentra el mostrador.
Agudicé el odio para saber de quién se trataba, eran Theo y David, parecían estar teniendo una discusión.
—¡Deja de pensar que la vida es fácil! —le reclamó David.
—¡No lo pienso!
—¡Claro que sí! Estudiar arte no te va a llevar a ningún lado, deberías seguir mis pasos y dedicarte a algo que sí tenga salidas.
—Pero dedicarme a otra cosa no me hace feliz.
—¡No importa la felicidad! ¡Importa que el día de mañana tengas un empleo que te dé dinero!
Hubo unos instantes de silencio.
—La abuela te metió ideas estúpidas en la cabeza.
—¡No metas a la abuela en esto! —vociferó Theo.
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Gracias estúpido universo
Fiksi RemajaEvie pensó que su nueva vida sería tranquila. Creía que mudarse sola y empezar de cero sería la mejor solución para gestionar sus preocupaciones. Grave error. Según ella, el universo no paraba de mandarle problemas. Lo que no esperaba es que también...